La NASA decreta la muerte gradual del telescopio «Hubble»

La NASA decreta la muerte gradual del telescopio «Hubble»

WASHINGTON, EFE.- Las autoridades de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) han condenado a muerte al observatorio «Hubble», que durante más de una década revolucionó el conocimiento de la astronomía con un caudal de información.

La decisión, anunciada el viernes, se produce después de que el presidente de EEUU, George W. Bush, diera a conocer sus planes de incrementar la exploración espacial y crear una base en la Luna que serviría de plataforma para misiones a otros planetas del sistema solar en décadas futuras.

«Este es un día triste», dijo John Grunsfeld, principal científico de la agencia espacial estadounidense.

Añadió que como primera medida el director de la NASA, Sean O’Keefe, ha cancelado una quinta misión de servicio al telescopio que debía realizar uno de los transbordadores una vez que se levante la suspensión de sus operaciones.

Estas quedaron suspendidas de manera indefinida tras el desastre del «Columbia», que se desintegró al reingresar en la atmósfera el 1 de febrero del año pasado cuando ponía fin a una misión científica de 16 días.

Grunsfeld manifestó que la orden de no realizar una misión de servicio al «Hubble» fue emitida cuando quedó claro que los transbordadores sólo se utilizarán para completar el montaje de la Estación Espacial Internacional (ISS) y cumplir las obligaciones de EEUU con los otros 15 socios de ese proyecto.

Explicó que sin misiones de servicio o reparación se espera que el telescopio espacial, que tiene el tamaño de un autobús, continúe funcionando hasta 2007 ó 2008.

Desde que fue puesto en órbita en 1990 para eludir la distorsión de la atmósfera -históricamente el problema de todos los telescopios terrestres-, el «Hubble» permitió a los científicos ver el Universo con una claridad jamás lograda.

Con sus observaciones, los astrónomos confirmaron la existencia de los «agujeros negros», aclararon ideas sobre el nacimiento del Universo en una gran explosión (Big Bang) ocurrida hace unos 13.700 millones de años y revelaron nuevas galaxias y sistemas en los rincones más recónditos del cosmos.

El «Hubble» también ayudó a los científicos a establecer que comparativamente el sistema solar, que alberga al Sol y la Tierra, es mucho más joven: unos 5.000 millones de años.

Además determinó que en el Universo existe una energía, llamada «fuerza negra, que provoca el alejamiento de todos los cuerpos cósmicos a una velocidad siempre creciente.

Debido a la atracción gravitatoria terrestre, el observatorio caería a la Tierra en 2011 ó 2012.

Para impedir que ocurra una tragedia, Grunsfeld informó de que en los próximos años la NASA enviará una nave no tripulada hacia el telescopio mediante la cual se guiará su descenso final.

Esa nave robótica «asirá al ‘Hubble’ y lo devolverá a la atmósfera terrestre de manera controlada hasta que caiga y se destruya en un punto remoto del mar», dijo.

De todas maneras, manifestó que los científicos de la NASA tratarán de extender la vida del observatorio lo más posible, pese a que sus giroscopios ya han comenzado a fallar y no serán reparados.

Grunsfeld indicó que las baterías solares se están recargando constantemente, pero en última instancia «se agotarán sin remedio».

Pese a que fue instalado en órbita, el «Hubble» comenzó a funcionar correctamente en 1993, debido a que uno de los espejos del telescopio tenía fallos de fábrica.

El problema fue resuelto con la primera misión de servicio realizada por los tripulantes de uno de los transbordadores que cambiaron la pieza en una «caminata espacial».

Misiones posteriores de los transbordadores cambiaron otras piezas y mejoraron y actualizaron las cámaras fotográficas y otros instrumentos del «Hubble».

[b]Pez luminoso modificado genéticamente nada en la controversia [/b]

SAN FRANCISCO (EEUU), EFE.- Nunca una mascota causó tanta polémica como «GloFish», el pez modificado genéticamente para brillar con un rojo intenso que inquieta a científicos y ecologistas opuestos a alterar una especie por motivos puramente económicos.

La primera mascota genéticamente modificada, que comenzó a venderse este mes por unos diez dólares la unidad -muy por encima de los 49 centavos de dólar que cuesta la variedad «apagada» del mismo pez- fue creada con un propósito bien diferente al de iluminar la pecera con su extraña luz rojiza.

El «Glofish» fue concebido por un grupo de investigadores de la Universidad de Singapur como un mecanismo para advertir, a través del cambio de color, la polución en el agua.

Sin embargo, algunos emprendedores con pocos escrúpulos no tardaron en olisquear las posibilidades de negocio que ofrecía el animalito, y apostaron por su comercialización.

Esta podría verse afectada, sin embargo, por la demanda que dos asociaciones de interés público -el Centro para el Asesoramiento en la Tecnología y el Centro para la Seguridad Alimentaria- interpusieron esta semana ante el Gobierno federal de EEUU, al que han pedido que bloquee su venta.

Estos grupos se sumaron al nutrido grupo de científicos y ecologistas que alegan que el gen fluorescente, que procede de una anémona marina, insertado al «Glofish» utiliza a su vez genes derivados de virus y bacterias resistentes a los antibióticos.

En su demanda, estos grupos indican que el reinventado pez cebra podría representar una amenaza para la salud humana y animal caso de que terminase en vías fluviales y se cruzase o fuera ingerido por otros peces de consumo humano.

Los ecologistas piden que la Dirección de Alimentos y Medicamentos de EEUU (la FDA, por sus siglas en inglés) regule la venta del «GloFish», aunque el mes pasado rechazó la regulación porque no es para consumo humano.

Para Andrew Kimbrell, director del Centro para la Seguridad Alimentaria, lo que ocurra con el «GloFish» es relevante porque podría iniciar una tendencia: «A este pez podrían seguirle cientos de animales que podrían ser genéticamente alterados sólo para nuestra diversión y enriquecimiento», señaló Kimbrell.

De momento, el pez se vende en todo el país menos en California, el único estado con leyes que vetan la venta de especies transgénicas.

Sam Schumchat, el representante de la Comisión de Caza y Pesca de California, organismo que dictaminó la prohibición, señaló que se trata de «una cuestión de principios»: «Estamos jugando con las bases genéticas de la vida. No me parece justo que produzcamos un nuevo organismo sólo para que sea nuestra mascota».

Las dos principales cadenas de tiendas de venta de mascotas, PetSmart y Petco, parecen no estar del todo convencidas, y sus portavoces señalaron esta semana que no venderán el pez -«fabricado» por la empresa de Texas Yorktown Technologies- hasta que la cuestión se haya investigado más a fondo.

El pececillo -que no brilla por sí mismo, sino que refleja la luz exterior- podría convertirse en avanzadilla en lo que se refiere a animales genéticamente modificados para uso casero.

Genetic Savings & Clone, otra empresa de Texas, planea clonar perros y gatos con fines comerciales. De momento, está almacenando tejido congelado de las mascotas para que puedan ser clonadas cuando la tecnología esté más avanzada.

Mientras, la Universidad de Connecticut, junto con una compañía privada (Transgenic Pets, de Syracuse, en Nueva York) está experimentando crear gatos que no afecten a los humanos alérgicos a los felinos.

En lo que se refiere a animales luminosos, al «GloFish» le preceden otras iniciativas, como unos ratoncillos verdes creados por científicos franceses que inyectaron a los indefensos roedores el gen de unas medusas.

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