SANTIAGO DE LA FUENTE, SJ
La Navidad es «fiesta» en RD y en muchos países. ¿en honor del nacimiento de Jesús, como vacaciones de invierno?

Hablando sinceramente, Jesús ¿merece una fiesta? ¿Jesús, qué aportó y qué «aporta» realmente a nuestras vidas? ¿A nuestra vida diaria, a nuestro futuro? ¿A nuestras esperanzas hoy?

¿Cuál es el motivo real de la fiesta, el que «motiva el gozo» de la Navidad? ¿Una costumbre, una realidad, un mito, una catarsis, un dato «folclórico» más de nuestra idiosincrasia nacional?

La fiesta y el gozo, el «recuerdo agradecido» ¿van por el mismo camino, o por distinto? ¿Alimentan la vida, el crecer juntos? ¿O es un descanso en el hastío de la vida diaria, un paréntesis, un anestésico, o…?

De qué se habla en estos días, en las calles, en las casas, en la TV, en nuestros proyectos y programaciones de Navidad ¿Qué es realmente lo más importante, incluso, y especialmente entre la gente de nuestros «grupos eclesiales» más conscientes?

Al principio, los recuerdos de Jesús eran de situaciones que ayudaban a ver la vida con más esperanza. Pero el mundo cambió y es más «auto-suficiente», necesita menos de la «religión».

Y ahora ¿qué es lo central, lo que queremos que no falte en Navidad y después de ella, aunque falten otras cosas? ¿Cuál es el personaje central, con el que todos quieren hablar, recordar escenas pasadas y contar con Él para las futuras?

Hoy día, la gente en realidad no sabe de qué va la cosa, aunque se reúna y «disfrute mucho» en esos días. No sabe de qué va la cosa, las más de las veces, ni cómo lo hace.

No saben si lo que se celebra alimenta la esperanza o las ilusiones. ¿La verdad y la bondad o los espejismos? ¿La vida personal, familiar y nacional? ¿O si es una distracción programada más, muy bien comercializada?

Según algunos, Jesús dijo a su amigo predilecto que el año pasado celebraron una gran fiesta en su honor, y que salió en todos los magazines de «Sociedad». Que hubo mucha gente, mucha comida y regalos, un incremento en «ventas».

Pero a Él realmente no le invitaron. No le dejaron «entrar» en algunas de las celebraciones. Y en la fotos publicadas «falsificaron» su imagen, manipulándola para marketing. Llegó Santa Claus, repartió regalos, se multiplicaron los abrazos clónicos y a Él nadie le dio uno, con sabor de amigo de verdad, fidelidad y hermano.

Comprendió que «sobraba» en esas fiestas y, sin hacer ruido optó por retirarse. No eran de los suyos, aunque las pegatinas decían que sí. A base de hacerse chivo loco ante mansos y cimarrones, de no construir la paz y la convivencia, se olvidaron de llamar a la gente por sus nombres, a las ovejas ovejas y a los cabritos cabritos y se pasaron al enemigo.

Jesús dijo a sus amigos que quisiera que esta Navidad y «nuevo» año le dejemos entrar en nuestras vidas. Y que renovemos el gozo que nos supuso descubrir un día que Él, el mismo hijo de Dios se hizo hombre hace unos 2000 años en el vientre de María y nació hombre en todo, como tu y como yo, capacidades y fragilidades. Y en condiciones parecidas a los hijos de Machepa.

Hombre en todo menos en ser abusador, cómplice, y violador protegido de los derechos de los débiles. Y que se hizo hombre para mostrarnos que, a pesar de todo, la vida merece vivirse. Que Dios es Padre de todos, nadie excluido, y que podemos vivirla como hijos de Dios, hermanos de todos los hombres, de pie ante nuestra conciencia y el prójimo, y no arrodillado, hipotecado ante lo mejor de nosotros mismos.

Hijo de Dios y de María, dio la vida por nosotros. Todos los días de su vida -y finalmente en la cruz- donde le pasaron la factura de su fidelidad a Dios y a sus hermanos, nadie excluido.

Hoy Jesús, el que nació en Belén, sólo quiere que creamos esto en tu corazón y que lo pongamos a trabajar en nuestra familia, en tus amistades, en nuestras relaciones profesionales y sociales, como levadura de nueva humanidad.

Y nos promete que con nuestra ayuda, y la de nuestros «aliados», y la de Dios, haremos una dominicana más humana en el 2008.