La Navidad es una época de derroche para  los dominicanos

La Navidad es una época de derroche para  los dominicanos

POR LEONORA RAMÍREZ
Aunque los dominicanos se pasen todo el año frente al muro de las lamentaciones por el tema del costo de la vida, diciembre se convierte en el mes del gasto desmedido.

Que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) establezca en 7.65% la inflación acumulada de los once meses de 2007, es una medición que a nadie parece importarle cuando se tiene el salario 13 en las manos.

Solamente el Gobierno destinó más RD$10,000 millones por concepto de la llamada regalía pascual y los salarios ordinarios del mes, los cuales se pagaron entre el 10 y el 21 del corriente.

Sin embargo, de ese monto están excluidos los ayuntamientos, la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), la Liga Municipal Dominicana, el Banco Central, la Superintendencia de Bancos, el Banco de Reservas, la Lotería Nacional, la Superintendencia de Seguros, el Banco Nacional de la Vivienda, entre otros organismos descentralizados.

Pero la regalía ha sido extensiva también, por primera vez, a las personas que reciben asistencia económica a través de la Tarjeta Solidaridad, según anunció el Presidente Leonel Fernández.

Alrededor de 300,000 ciudadanos están inscritos en ese programa de asistencia social,  mediante el cual se les entregan RD$550 al mes.

Por no existir cifras exactas con relación al monto del salario 13 que se paga en el sector privado, las estimaciones apuntan a que en éste se distribuye una cantidad similar a la del gobierno, por lo que el torrente de dinero que corre en estos días puede superar los RD$20,000 millones.

Estos montos no incluyen las “remesas” que envían los dominicanos residentes en el exterior, que para este año superarán el 8% del Producto Interno Bruto (PIB), según datos del Banco Central.

Con todo ese caudal de recursos circulando, desde el vendedor de frutas de la avenida Duarte, hasta las cadenas de supermercados y las tiendas de ropa exclusiva, esperan compensaciones importantes en una temporada en la que el dominicano da riendas sueltas al derroche.

Y como ocurre cada año, los comerciantes alegan, antes de la Nochebuena, que “las ventas están flojas”, aunque sus negocios permanezcan llenos de compulsivos compradores.

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