Los sistemas políticos, como los sistemas sociales o los naturales no son estáticos. Por lo cual se infiere que cambian, se transforman, desaparecen, evolucionan, transmutan o son aniquilados cuando una o varias fuerzas impactan sobre ellos, lo que siempre da paso a algo nuevo.
En la dinámica social entre otras cosas se da la lucha de clases, que se desarrolla en el ámbito teórico y practico de la política y las relaciones económicas. Así sucede a también a lo interno de los sistemas políticos, dado que estos son el resultado o la consecuencia de las ideas de la clase que domine la sociedad. Por tanto el sistema político de una sociedad es el resultado directo del sistema social y la clase que erige, piensa y desarrolla el sistema social a partir del control de los medios de producción y al día de hoy no solo la producción económica como tal sino también la producción, control y distribución de información (poder comunicacional).
Lo anterior presupone que a mayor nivel de degradación de las ideas que sustentan un sistema social, mayor será la degradación del sistema político y con este el sistema electoral. Se lacera su legitimidad y su eficacia en tanto garante ultimo de la estabilidad de las relaciones política a lo interno del sistema social. En este caso la correlación entre los sistemas es de interdependencia aunque no necesariamente la superación del sistema político implique la superación del sistema social como tal.
El sistema político dominicano se sostiene en dos pilares, uno el sistema de partidos políticos y dos el sistema electoral, a la suma de estos le llaman sistema democrático, basado en el concepto de democracia representativa. Formula mediante la cual un grupo de personas ejerce el poder del Estado en representación de la totalidad de la sociedad.
Según estudios publicados por Latín American Public Opinion Proyect (LAPOP), en el año 2008 solo un 26.7%. De la población confiaba en la institucionalidad del sistema político dominicano. Para los años 2016 y 2017 este porcentaje disminuyó a un 20.4%, para noviembre del 2018 una encuesta publicada por Latino Barómetro reveló que solo el 14% confianza en las organizaciones partidistas. Estas cifras demuestran la crisis en que se encuentra el sistema de partidos fruto de la corrupción y la degradación de los valores que le dieron origen a nuestra república.
El nuestro es un sistema político que colapsa y amenaza la estabilidad de los demás sistemas que conforman la totalidad de la sociedad. Pone en entredicho la legitimidad de los poderes del Estado dado la desconfianza generalizada en los instrumentos de representación y en los sujetos que ostentan dicha representación. La corrupción, la impunidad, el robo, el clientelismo y el soborno definen el accionar de muchos y muchas en el sistema político y atentan contra la sociedad misma.
La irrupción de nuevos actores, nuevas ideas, nuevos paradigmas, nuevas formas de organización, nuevos liderazgos en la política y en el sistema político nacional, son hoy una necesidad para evitar en el mediano plazo la desaparición de todo el sistema democrático de nuestro país.
¡Es necesario irrumpir en la política para cambiar el país!