El pasado miércoles en los salones de la augusta Academia de Ciencias, participamos en un enjundioso taller sobre la Neuroeducación. Esta parte de la ciencia de gran actualidad, procura que los conocimientos que tenemos de cómo actúa el cerebro órgano rector de la biología, se apliquen esos pensamientos a la educación de hoy. Bien sabemos que el obsoleto modelo de educación actual propende a la causa-efecto, lo cuantitativo.
En mi época, el repetir como papagayos un texto para aprenderlo era lo común, al presente sabemos que si no enseñamos juicios lógicos, logrados con una motivante y moderna técnica educativa, junto a la participación “emocional” del joven alumno, no se obtendrán los resultados del máximo uso de su racional instrumento de pensamiento.
En el interesante fórum científico, en mi condición de neurólogo, me tocó tratar la anatomía cerebral, enfocando en el desarrollo del pensamiento y del lenguaje, como los principales elementos de la buena educación. El cerebro humano constituye la estructura conocida más compleja del universo. Con más de 100,000 millones de células con capacidad de respuesta eléctrica y química frente a estímulos, las denominadas neuronas, interconectadas cada una de ellas con otras 10,000 por término medio, el número posible de circuitos y combinaciones estimados en un único cerebro sobrepasa con mucho el número de átomos existentes en todo el universo. Lo que hace complejo su funcionamiento es el hecho de que todas las funciones cognitivas superiores están interrelacionadas entre sí, en sus apenas tres o cuatro libras de peso.
El cerebro se divide en dos hemisferios, unidos por el cuerpo calloso, que es la estructura que permite que se mezclen los juicios analíticos y los espaciales con el resultado final, la acción más superior del humano, el pensamiento. ¿Cuáles son las partes del cerebro que participan en la creación de la narrativa? Viéndolas en la objetivad de la modernidad, de acuerdo al neurólogo californiano Dr. Jeffery Saber, existe en la maraña cerebral, una red neuronal específica para producir la narrativa humana. A su juicio, los elementos principales que participan son: 1) el sistema amígadalo-hipocámpico, responsable de la codificación inicial de los recuerdos episódicos y autobiográficos, 2) el área presilviana izquierda, donde el lenguaje es formulado y 3) la corteza frontal y sus conexiones subcorticales, donde las informaciones confluyen para organizar en dichas áreas la ficción narrativa, sobre marcos temporales y de realidad. Sostengo que si no hay “emoción” en el aprendizaje, no habrá memoria válida posterior.
El pensamiento es una actividad mental asociada con el procesamiento, la comprensión, la capacidad para recordar y para comunicar. El pensamiento, es una representación interna, expresión mental ante un problema o situación. Pudiéramos dividirlo en: “las imágenes”, que son las representaciones personales de nuestras experiencias.
Luego aparece “el concepto”, que es una ordenación progresiva de la realidad, que se organiza por el conocimiento y la experiencia. Inmediatamente, “el lenguaje” o símbolo, consistente en la construcción personal de un significado. De eso se trata la Neuroeducación, de que el pensamiento lógico, inquietante y ordenado supere el frío, aburrido, repetitivo y desganado aprendizaje de tiempos pasados.
Del distinguido amigo y talentoso psicólogo Rafael Nadal Gómez, hago míos sus conceptos sobre la Neuroeducación: “El modelo de educación actual solo activa el sentido de representación visual y el pensamiento tiene la tendencia a redireccionarse hacia la causa y efecto, lo cuantitativo. Esto genera una limitación en el proceso del aprendizaje, donde la Programación Neurolingüística establece que el verdadero aprendizaje es el que genera nueva información, el que enseña a «aprender a aprender», y esto solo es posible cuando el pensamiento se vuelve circular, es decir, accede a la estructura profunda neuronal y hace una transderivación hacia la estructura superficial, y usa para ello los circuitos neuronales que se han habilitado con la estimulación de todos los sentidos de representación (visual, auditivo y kinestésicos), lo que al acceder a uno estimula a los otros.
Así se crea el circuito neuronal que genera nueva información, porque usa los dos hemisferios cerebrales, izquierdo cuantitativo, derecho cualitativo, y crea conocimiento vivencial por la experiencia de participar en un proceso donde además de lo racional, incluye lo emocional y como consecuencia lo conductual, convirtiéndose todo en un comportamiento que en la actualidad se define como: un pensamiento emocional actuado y que es el segundo de los niveles lógicos y neurológicos del desarrollo humano”.