Disfrutar un espectáculo de danza es siempre un momento agradable, fascinante para los amantes de este arte que vive en el tiempo y el espacio, pero haber asistido a la Sala Máximo Avilés Blonda, de Bellas Artes, a presenciar el Ballet “Noche Verde”, por el Ballet Nacional Dominicano, fue una experiencia además interesante, que nos llevó a la reflexión, a detenernos por un instante en la realidad de nuestro presente, más allá de lo social, una mirada a nuestro entorno desvaneciente, y el deseo de sanación de nuestro medio ambiente.
El primer ballet presentado fue “Agua Viva”, de la coreógrafa invitada Annabelle López Ochoa, figura emblemática de la danza contemporánea, unida a nuestro país a nuestro mundo danzario. “Agua Viva” fue creado para el Ballet Nacional en el 2012, el cual tuvimos la oportunidad de ver; diez años después hemos podido comprobar que con el tiempo su propuesta se magnifica, y se aviene al concepto de esta “Noche Verde”.
El “mar” en su constante movimiento, el agua como fuente de vida, y las profundidades marinas, como una alegoría que expresa las recónditas emociones del alma, inspiran a la coreógrafa.
Los bailarines Yuleidi Pérez, Olga Lisetty Campo, Cora Collado, Sofía Alminte, Gabriela Rodríguez, Laura de los Santos, Demie Marie Issa, Alexander Duval, Maykel Acosta, Adrian Jáquez, Jonathan Castillo, Eliosmayquer Orozco, Darel Pérez, Jedan Carlos Ramos y Raymundo Rodríguez, con gran profesionalidad expresan las emociones de cada momento; en solos y en conjunto brillan, y con plasticidad elocuente transmiten los elaborados diseños coreográficos.
La música escogida, fragmentos de obras de los compositores contemporáneos Domingo Cura, Jean Philippe Goude, Max Ritcher y Veljo Tormis y del posromántico Sergei Rachmaninov, son un acompañamiento en sintonía con los creativos movimientos y diferentes motivos del espectáculo.
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Ballet Nacional
El vestuario original de Aviad Herman es un punto a destacar, así como las luces, diseño de Rubén Lara y de la propia coreógrafa. La nueva directora del Ballet Nacional, la gran bailarina y coreógrafa Stephanie Bauger, en esta su primera presentación al frente de la institución estatal, incluye su ballet “Cigua”, inspirado en la “Cigua Palmera”, ave nacional, y en ella a la resiliencia de las aves y su capacidad de adaptación.
El argumento narra la caída de un ave, dejando atrás su bandada, sin imaginar que, en su nuevo transitar, conocería otra forma de volar, sentir y aceptar, una metáfora de la realidad cambiante.
La coreógrafa muestra una sensibilidad que la lleva a elaborar una sinfonía de movimientos particulares y colectivos, un aleteo permanente como la propia vida, expresada por los excelentes bailarines Yuleidi Pérez, Olga Lisetty Campo, Raymundo Rodríguez, Joendy Genaro, Jean Carlos Ramos y Alexander Duval.
La música del compositor ecléctico Henrik Schwarz y de René Aubry con su mezcla de armonía, se adecúan a la propuesta.
La gran noche de danza cierra con el estreno del ballet Neoclásico de Annabelle López Ochoa, “Hojas de Esperanza”, un verdadero deleite, una hoja más en esta “Noche Verde”.
La creatividad, la imaginación ecléctica de la coreógrafa la lleva a la recreación de un espacio abstracto, inspirada en versos del libro “La Sabiduría de Vivir”, de José María Toro: “Las hojas no caen, se desprenden en un gesto supremo de generosidad y profundo de sabiduría. La hoja que no se aferra a la rama y se lanza al vacío del aire sabe del latido profundo de una vida que está siempre en movimiento y en actitud de renovación…”
El movimiento contínuo, contemporáneo, por momentos nos enlaza en un Grand Geté con el clasicismo, así como por la utilización de las zapatillas de puntas no solo por las bailarinas, sino también y -algo que nos sorprende- por algún bailarín, y por los clásicos Tuttu, buen diseño de Fiora Cruz.
Annabelle, en un torrente incontenible de creatividad, recrea impactantes y contrastantes escenas, la levedad de la caída de una hoja, y una borrasca, sustentadas con pinceladas musicales de los compositores Ludovico Einaudi, Peter Gregson, Pekka Lehti y Outo Voima.
La coreografía demanda una técnica virtuosa, a la que responden los bailarines del Ballet Nacional Laura de los Santos, Gabriela Rodríguez, Cora Collado, Demi Marie Issa, Sofía Almonte, Darel Pérez, Eliosmayquer Orozco, Maykel Acosta, Alexander Duval, Jonathan Castillo y Jean Carlos Ramos.
Gracias Annabele por tu aporte a la danza nacional.