La normalidad: una hipótesis para pensar

La normalidad: una hipótesis para pensar

Se piensa que las personas normales, son aquellas que no tienen alteraciones ni del pensamiento, ni de la conciencia, ni de la conducta. Algo así como vivir en armonía consigo mismo, con los demás, con el trabajo y la cultura. Es decir, si hacemos lo que la mayoría de las personas realizan dentro de la cultura, de forma regular, sin que represente peligro, ni riesgo para los demás, entramos en las determinantes de normalidad.

Reflexionando estos conceptos y aproximándolos a los parámetros de la estadística, todo lo que esté dentro de la norma y no se aproxime a los extremos, es normal. Lo anormal es lo que no se repite, lo no esperado, lo que los demás hacen que usted lo hace diferente, sin riesgo para usted ni para los demás. En términos individuales la insatisfacción, la infelicidad y la incapacidad para sentir el sentido de vida, puede ser desarmónico y disfuncional, sin embargo, desde el exterior lo percibimos como normal. La pérdida de libertad ante un comportamiento adictivo que altera las relaciones armónicas, saludables y tolerantes para vivir el bienestar, donde las personas pueden percibirlo como algo normal, debido a que no tiene alterada su conciencia o su pensamiento, son conductas disfuncionales.

En la vida moral o social ¿cómo se establece la normalidad en las personas que practican el daño, sufrimiento, dolor, o acoso moral, y no están alteradas sus estructuras cerebrales? ¿Cómo explicar el comportamiento corrupto, o la perversidad desde la vida grupal para organizar el daño a otros seres humanos y aceptarse o validarse como respuestas normales, o aceptadas y reforzadas como normalidad social?

La condición de no dañar o no dañarse desde el concepto humano, espiritual, social, habla de un comportamiento humano, altruista por lo demás, que se practica en las sociedades que socializan la felicidad. Sin embargo, la normalidad es poco aplicable en las sociedades sin cohesión, desiguales, indiferentes, y poco sintiente, habla de la tendencia hacia la anormalidad. ¿Qué es lo normal? ¿Quiénes son normales? ¿Quiénes son los enfermos, o los disfuncionales? La hipótesis hay que volver a repensarla. Armarla desde lo antropológico, lo filosófico, lo sociológico y psicosocial, hasta llevarla a la ética, para disecarla en la psiquiatría, volver a repensar ¿Quiénes son normales? y ¿cuándo la conducta es anormal? De lo que se trata, es de una sociedad que practica y repite comportamientos alterados y los asimila o los percibe como normales. Sin sentir el desequilibrio entre lo que pienso, digo, y lo que hago o debería hacer, sin desarmonizar el “yo” y la referencia que tienen los demás de los que esperarían que haga, para cumplir con las normas de lo que hacemos todos como cultura.

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