La nueva Circunvalación y la problemática urbana

La nueva Circunvalación y la problemática urbana

Los urbanistas vieron siempre, con mucha preocupación,  la ciudad de Santo Domingo crecer caóticamente, sin plan, sin ese instrumento básico en la ordenación integral del territorio. El suelo urbano o la tierra es el  bien no renovable,  soporte material, indispensable para la producción de viviendas y de equipamientos  (industria de la construcción) y  su financiamiento (bancos y AA. PP).  Era imprescindible –si hubiera existido un Plan General de Ordenación Urbana – clasificar ese bien entre: urbano, rural o periurbano, en urbanizable o no  – como un bien público para la producción de una ciudad más inclusiva y más “sostenible”.

Pero no ocurrió así, Santo Domingo pasó de 25 km2 en 1950 a 62 en los 60, a 95 en los 70, a 162 en 1981, devastando sus tierras agrícolas con urbanizaciones en filas, a lo largo de un anticuado sistema vial y vimos  nuevos corredores viales que unían zonas (la zona industrial de Herrera) y regiones. Después, se construyeron constantes circunvalaciones que debían cumplir esas funciones tan mentadas: “descongestionar el tránsito”, “ahorrar combustibles, aceite, gomas”  y “ahorrar tiempo” y  desviar el tránsito pesado del centro de la ciudad, pero   las avenidas Luperón, Paseo de los Reyes Católicos, San Vicente, Charles de Gaulle y la avenida Colombia tampoco cumplieron esas funciones. Nunca se desvió el tránsito pesado en esas circunvalaciones, solo permitieron la especulación urbana con la urbanización sin freno.

Hoy se anuncia la nueva Circunvalación desde Haina, pasando por el 28 de la autopista Duarte hacia Boca Chica, una más. Surgen incógnitas desde la licitación a la real “utilidad de la obra” ¿Quién garantiza que el transporte pesado transitará por esa Circunvalación (si nunca lo ha hecho) sabiendo que el cinturón supone un rodeo que alarga el itinerario y obliga al  pago de dos peajes? Por otra parte, los cinturones de circunvalación juegan un papel muy importante desde el punto de vista de la accesibilidad, ya que deben comunicar las áreas periféricas con los espacios centrales.  No se logrará con las penetraciones Higüero (que conecta al aeropuerto del Higüero y la Embajada Americana) y Ozama (Hainamosa y San Isidro) porque no se intercomunicará con el Distrito Nacional, único centro neurálgico, económico, industrial, social y  político del país. Estaríamos en lo mismo, integrando más tierras al mercado inmobiliario y financiero, desplazando actividades, multiplicando los desplazamientos pendulares y creando nuevos problemas urbanos a los municipios involucrados.

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