La nueva dimensión del béisbol

La nueva dimensión del béisbol

Desde mediados de la década de los ochenta el béisbol comenzó a verse desde un ángulo totalmente diferente al que hasta entonces se había visto. La introducción de una serie de nuevas interpretaciones estadísticas provocó ese cambio y el resultado no puede ser más dramático.

Actualmente estamos en presencia de una generación de hombres que manejan el béisbol con un sentido acorde a los tiempos que se viven aplicando una lógica contundente en su interpretación. El concepto promedio ha desplazado totalmente el volumen y aunque básicamente por razones de desconocimiento aún hay quien sigue midiendo este deporte en sus diferentes dimensiones con parámetros obsoletos, ya la fuerza de las nuevas leyes desplaza con firmeza los antiguos conceptos. Oponerse a ellas es como enfrentar un huracán con un cañón.

La importancia de los encasillados en la labor de los jugadores ha variado y una de las respuestas al éxito de ejecutivos jóvenes como Terry Ryan de los Mellizos, Billy Beane de los Atléticos y Theo Epstein de los Medias Rojas entre otros ha sido la importancia que le han dado a las nuevas herramientas que la tecnología moderna pone en sus manos.

Para analizar el béisbol de hoy se le da más importancia al Promedio de Embasarse que al promedio ofensivo. Se reverencia al que logra un OPS (Promedio de Embasarse más Slugging) alto por encima del simple jonronero. Lo importante no es remolcar muchas carreras, sino como saber batear en situaciones bajo presión y que cantidad de corredores se empujan frente a los que se encuentran en base.

[b]LOS LANZADORES[/b]

Las victorias que un lanzador pueda anexarse son el producto de las reglamentaciones que rigen el juego y su importancia ha perdido valor. No fue en vano que los Yanquis le dieron a Mike Mussina un contrato multianual y millonario después de una campaña con marca de 11-15. Ahora su desempeño se mide principalmente por la forma como los bateadores le conectan y quienes mantienen menos corredores en las bases, determinándose esto con fórmulas sencillas pero de un gran sentido lógico como es la conocida por las siglas WHIP. Traducido al español es Bases por Bolas Concedidas y Hits Permitidos por cada nueve episodios lanzados. Lo importante no es la cantidad de ponches, sino en que medida porcentual los logran.

El trabajo de los relevistas por su naturaleza no puede ser evaluado de la misma forma que el de un lanzador abridor, sobre el cual todavía el tradicional promedio de efectividad tiene su peso específico, aunque no así para el que socorre. El juego salvado para un cerrador tiene su valor, pero se divide en tres categorías, el fácil, el regular y el difícil. Para cada uno hay una regla que lo rige. El primero ocurre cuando el primer bateador enfrentado no representa la carrera del empate y el lanzador completa un episodio o menos. El difícil es cuando el relevista entra a juego con la carrera del empate en alguna de las bases y el regular sucede al haber salvamento sin que ninguna de las dos situaciones antes descritas se hayan dado.

Pero asimismo hay que medir con otros conceptos la labor del relevista intermedio. Existe la columna de “Mantenimiento” el cual se acredita en cualquier momento que un lanzador de relevo entra a juego en una situación de salvamento, logra al menos un out y sale del partido dejando su equipo en ventaja. Una nota indica que a un relevista que finalice un juego no se le puede acreditar un mantenimiento y tampoco se puede otorgar este crédito y un salvamento.

No obstante entiendo que la calidad del trabajo de un lanzador de relevo, sobre todo de los “preparadores de mesa”, se mide por la menos cantidad de corredores que acepta que le anoten en relación directa con los que encuentra en las bases. Esa estadística se lleva con meticulosidad en las ligas mayores.

[b]LAS EPOCAS[/b]

La larga historia del béisbol obliga a que los análisis se dividan por las épocas. La mayoría de los expertos han estado de acuerdo en dividirla de la siguiente manera: La Era del Siglo XIX (1876-1900) La Era de la Bola Muerta (1901-1919). La Era de la Bola Viva (1920-1945). La Era de la Post-Guerra (1946-1960). La Era de la Expansión (1961-1976). La Era Moderna (1977-1997) La actual (1998-)

Es difícil cotejar jugadores de diferentes épocas. Aunque el juego ha mantenido su misma esencia los cambios que han ido ocurriendo en el transcurso del tiempo en materia de técnica, alimentación y estrategia, influyen enormemente en los resultados. Medir un fildeador de principios del siglo veinte con un guante y un terreno tan diferentes a los de ahora es sencillamente injusto.

[b]LOS ESCENARIOS[/b]

Como el béisbol es el único deporte donde el terreno en que se juega nunca es igual, aunque en la parte interior, dentro del diamante, las medidas son las mismas, cuando se examinan las marcas se debe tomar en cuenta el escenario donde se desarrollaban los hombres que las impusieron. Eso es fundamental para llegar a una conclusión verdadera. Realmente no es lo mismo lanzar o batear en el Dodger Stadium de Los Angeles que en el Coors Field de Denver.

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