La nueva era de Mario Draghi malograda por viejos problemas

La nueva era de Mario Draghi malograda por viejos problemas

Mario Draghi está conduciendo la zona euro hacia una nueva etapa de estímulo monetario obstaculizada por los mismos viejos problemas políticos.

Si bien el plan de compra de bonos de 1,1 billón de euros (US$1,2 billón) del presidente del Banco Central Europeo (BCE) podría bastar para evitar la deflación, aquel no puede hacer que los gobiernos hagan su parte con reformas estructurales. Eso lo obliga a seguir tratando de convencer a los políticos mientras lidia con las consecuencias de crisis financieras recurrentes en las economías débiles.

En tanto el Consejo de Gobierno se reúne en Nicosia para acordar los detalles de un programa de compra de activos que podría ponerse en marcha esta semana, el riesgo es que este demore el día del juicio final económico. Del intento de Grecia de desechar su programa de ayuda a la lentitud de Francia para reducir su deuda, los líderes de la zona euro se muestran reacios a tomar las medidas que, según el BCE, son esenciales para llegar a un desarrollo sostenible.

“El BCE está haciendo lo que se necesita en el aspecto monetario, pero en lo político el tiempo corre”, dijo Richard Barwell, economista de Royal Bank of Scotland Group Plc en Londres. “Si todo marcha conforme al plan, la economía en algún momento mejorará y las tasas de interés volverán a subir. En ese momento, los países que están demorados con las reformas pagarán el precio y podrían arrastrar al resto de la región”, dijo.

Nuevos pronósticos. El BCE dejará la tasa de interés de referencia en un mínimo récord de 0,05 por ciento y la tasa para depósitos en menos 0,2 por ciento el jueves, según todos los economistas que participaron en las encuestas de Bloomberg News. Se pronostica que el Banco de Inglaterra dejará su tasa clave en 0,5 por ciento con la decisión prevista para el mediodía en Londres.

Cuando Draghi ofrezca su conferencia de prensa en la capital de Chipre, dará a conocer los nuevos pronósticos de inflación y crecimiento que toman en cuenta la flexibilización cuantitativa o QE y la reciente caída de los precios del petróleo. La inflación de la zona euro fue de menos 0,3 por ciento en febrero, después de una marca de menos 0,6 por ciento en enero que igualó el récord.

La nueva perspectiva por primera vez se extenderá hasta 2017, lo que dará a los inversores la posibilidad de evaluar durante cuánto tiempo el BCE seguirá con la QE. Draghi prometió comprar 60.000 millones de euros de activos por mes hasta septiembre de 2016 o hasta que los funcionarios vean una “modificación sostenida del rumbo de la inflación” hacia la meta de poco menos del 2 por ciento.

El “punto central para los mercados será si el BCE aporta alguna claridad respecto a qué constituye una modificación sostenida”, dijo Ken Wattret, economista de BNP Paribas SA en Londres. Eso ayudará a “evaluar si el programa extendido de compra de activos puede ir más allá de septiembre de 2016”, señaló. Otras incógnitas son cómo reducirá las compras el BCE al acercarse a su meta, la medida en que comprará bonos con rendimiento negativo, cómo se harán públicos los datos sobre compras y cómo encontrará suficientes activos para comprar.

También falta definir cómo se tratarán las pérdidas de los bancos centrales nacionales ocasionadas por la compra de bonos con rendimiento negativo.

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