La nueva Europa… en el Mundial

La nueva Europa… en el Mundial

El fútbol, lo más importante de lo menos importante, refleja también el talante de las sociedades. Desde siempre, a las selecciones de cada país se les han atribuido cualidades que reflejan la idiosincrasia de cada país: El “Jogo bonito”, a ritmo de samba de los brasileños, la “furia roja” de los españoles, la fortaleza mental de los alemanes, la “picardía” de los argentinos… o tener el equipo compuesto por emigrantes, típico de los equipos de Estados Unidos.

  En este mundial, sin embargo, los Estados Unidos sólo están jugando con dos jugadores  (de veintitrés que tiene cada equipo), nacidos fuera de su territorio. Por el contrario, Alemania juega con cinco jugadores nacidos fuera de sus fronteras (tres polacos, un bosnio y un brasileño) y con seis cuyos padres son inmigrantes a Alemania (uno descendiente de español, dos de turco, un ghanés, un nigeriano y un tunecino) que aportan cultura africana y religión musulmana. Sólo la mitad de los jugadores son alemanes de dos generaciones.

Peculiar es el caso de los medio-hermanos Boateng, que tienen el mismo padre, un  emigrante ghanés a Alemania, y que se enfrentaron en el Mundial, uno por Alemania y otro por Ghana.

Francia presenta una situación diferente a Alemania. Siempre ha tenido jugadores de raza negra en sus escuadras, procedentes de  Martinica y Guadalupe. Pero en este equipo mundialista tres jugadores nacieron fuera del territorio francés (todos en África) y siete son hijos de inmigrantes (cinco de africanos, uno de antillano y otro de español).  Ni la mitad de los jugadores son franceses de dos generaciones y entre ellos hay muchos originarios de Martinica y Guadalupe. Hay una gran presencia de musulmanes.

 Para complementar el panorama de Francia, Argelia juega en este Mundial con diez y siete jugadores nacidos en Francia. Tan sólo la cuarta parte de la escuadra de Argelia ha nacido en ese país.  El  Islam es la religión con que se identifican gran parte de los jugadores de esta selección, aunque sean franceses de nacimiento.

Todos los jugadores de España, Inglaterra, Dinamarca y Eslovaquia han nacido en esos países. Holanda tiene un jugador nacido en Surinam. Italia tiene uno nacido en Argentina. Grecia tiene tres  nacidos fuera pero dos son de padres griegos.  Portugal tiene cinco, de los que cuatro son brasileños.

Francia presentó un lamentable espectáculo en el mundial, no sólo en lo futbolístico, donde el sub-campeón del mundo no logró pasar la primera fase, sino que protagonizó una lamentable disputa pública entre jugadores y entre jugadores y dirigentes, que ha involucrado hasta al presidente Sarkozy, quien ha ordenado que no se les paguen las primas a los futbolistas. 

En la nueva Europa, los inmigrantes y su cultura africana e Islámica, comienzan a tener un peso social importante. Es notorio que precisamente los conflictos con los emigrantes, en las calles y en las leyes, se produzcan en Francia, y en menor medida, en Alemania, que son ahora los “equipos de los emigrantes” del Mundial.

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