La nueva generación

La nueva generación

La salida es después de las diez de la noche.  Destino: discotecas, reunión en la calle, colmadón o hacer piruetas en autos en una de las avenidas principales de la ciudad.

Son amantes de las marcas finas. Pero visten con pantalones a media nalga, mostrando a todo el mundo el color de sus interiores.

Llevan consigo siempre un celular a través del cual escuchan el duelo entre reguetoneros de última moda.

En el auto llevan el volumen a todo dar. Y conducen con estilo y como si el mundo fuera sólo para ellos. Viven en la época de la  Internet y la computadora, empero sólo les sirve para el chateo, el Hi5 y el facebook. Han construido un lenguaje que sólo ellos comprenden y que ha hecho añicos a Cervantes. En el perfil lo dicen sin temor: “No me gusta leer”.

Se acuestan al amanecer y duermen como oso. Su alimentación consiste en la pizza, el hamberguer y la soda.

Las reuniones familiares las han sustituido por sus largas horas de conversación con el clan en la calle. Los temas son sobre el último reguetón, celular, película, marca de auto, “chamaquita”…

Todas estas descripciones se refieren a nuestros jóvenes de hoy.

A todo esto se suma la voz de alarma del doctor Marino Vinicio Castillo, indicando que en el país hay 300 mil de estos jóvenes involucrados en el mundo de las drogas.

Esto amerita de una seria reflexión.

Estos muchachos andan de espaldas a los valores y principios de los padres, de los viejos y de las instituciones encargadas de la buena formación. No pisan la puerta de una iglesia para nada.

Sienten, incluso, un cierto desprecio por todo esto.

¿Qué haremos ante esta penosa realidad?

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