Conforme a la escogencia del Senado, la nueva JCE estrenó sus responsabilidades por seis años presidida por el doctor Roberto Rosario Márquez, el 8 del presente mes.

Integran el supremo tribunal electoral los jueces Francisco Féliz y Féliz, Altagracia Rosario Graciano, José Angel Aquino y Eddy Olivares, cinco en vez de siete y debieran ser tres, suficiente.

De inmediato, el doctor Rosario Márquez, que provenía de presidir la Cámara Administrativa de la JCE, donde desempeño un rol estelar al modernizar en todos sus aspectos el tribunal electoral y propiciar en mayo pasado lo más próximo a un certamen imparcial, prometió y garantizó una actuación independiente.

Resulta un poco arriesgada esa afirmación habida cuenta de que el doctor Rosario Márquez es un alto dirigente del gobernante PLD y la imparcialidad entre acólitos es tan visceral como la sangre en una familia.

Empero, los cinco jueces electos por el Senado resultan ser ciudadanos correctos y realizaron su gestión, porque todos integraban la JCE anterior, con un estricto apego a la honradez de sus funciones, preciso es reconocerlo.

Aunque lo ideal, que es difícil concretizar porque prevalece siempre lo real, fuese que el tribunal electoral lo compusiesen figuras distanciadas del quehacer político, como los casos de don Ángel Liz Núnez, César Estrella Sadhalá y Juan Sully Bonnely Batlle, para solo citar tres ejemplos luminosos.

O como el saliente presidente del tribunal, doctor Julio César Castaños Guzmán, probó como su progenitor, inalterable, sereno y referencial como funcionario y gran persona.

Personalmente confío en el nuevo tribunal electoral, en su presidente Roberto Rosario Márquez, no obstante su refractarismo de logia peledeísta de conciabular con los que no son de su grey, como los judíos que llaman «Gentiles» a quienes no lo son.

Se entiende, compañero de la base?