La nueva ley de fomento de inversiones y el decreto 324-24

La nueva ley de fomento de inversiones y el decreto 324-24

Eulogio Santaella

Este artículo reseña, hasta la saciedad, la pertinencia de que haya consistencia entre las propuestas del ejecutivo y los criterios de los legisladores, que son quienes tienen el poder y la obligación de emitir leyes que deben procurar el bien de la comunidad nacional.

La prensa divulgó que cursa en el Senado un proyecto de una nueva ley de fomento de inversiones. Para que haya consistencia entre los criterios del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo resulta imprescindible que, en las discusiones y en la versión final de ese proyecto de nueva ley de fomento de inversiones se tome en cuenta el contenido y el objetivo del decreto 324-24, que declara como prioridad nacional que el país se convierta en un destino atractivo, competitivo y seguro para captar inversiones para producir microchips en el país. Consecuentemente, en la versión final del nuevo proyecto de fomento de inversiones y, en su versión hecha ley, debería hacerse valer el contenido del decreto 324-24.

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El proyecto de ley ya mencionado hace referencia al fomento de la inversión en términos genéricos, sin especificar el sector económico que será fomentado. Así pues, el fomento de inversión debería referirse, específicamente, al estímulo de la inversión en la producción de microchips. Así, y sólo así, habrá consistencia entre los criterios del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo. También se reportó que un senador, en medio de las discusiones sobre el nuevo proyecto de fomento a la inversión se refirió a que se debería solicitar que proindustria desarrolle una Zona Franca Agroindustrial o Agroforestal en la provincia de Hato Mayor. Debe saberse que para ofrecerle incentivos a cualquier Zona Franca agroindustrial o agroforestal no se precisa de la emisión de una nueva ley. Esto así, porque al amparo de la ley 299 de incentivo industrial se podrían conceder incentivos especiales a una Zona Franca agroindustrial-Forestal.

Todo lo anterior cabría bajo el concepto de “Zonas Francas Especiales” que están consagradas, como ya se dijo, en la ley 299 de incentivo industrial. En todo caso la nueva ley de fomento a la inversión debería discutirse y aprobarse tomando como referencia el decreto 324-24.

Haciéndolo así, se mostraría coincidencia entre los criterios del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo máxime, que el decreto ya referido nos ubicaría, como país, en la cresta de la tercera ola de la modernización de la humanidad representada en la Inteligencia Artificial de la cual los microchips son la mas clara evidencia del progreso humano. En resumen, la laboriosidad y el talento del congreso debería culminar, en este caso, con una efectiva nueva ley de fomento de inversión para que se cumpla el objetivo del decreto 324-24 ¡Repito! que consiste en convertir al país en un destino atractivo, competitivo y seguro para la captación de inversiones para la producción de microchips.

No debe olvidarse que de esa forma se mostrará consistencia entre las ideas de los miembros del Poder Legislativo y de la visión desarrollista y futurista del Poder Ejecutivo personificado en el licenciado Luis Rodolfo Abinader Corona. Adicionalmente, debe resaltarse que las propiedades de Proindustria no son susceptibles de ser parte de complejos Agroindustriales y/o Agroforestales. Puesto que, en esos complejos es mandatorio que los equipos y maquinarias de procesamiento industrial se ubiquen lo más cerca posible de las plantaciones agrícolas o de la foresta, en el caso de que se trate de agroindustrias forestales. En sentido positivo, todos los parques industriales de Proindustria pueden ser parte eficiente de plantas productoras de microchips. En cambio, los parques Industriales de Proindustria podrían ser aportados como capital del Estado en industrias de propiedad mixta, pertenecientes al Estado dominicano e inversionistas privados locales y/o extranjeros que estén interesados en fabricar microchips en la República Dominicana. El potencial aporte de esos terrenos y naves industriales constituirían un atractivo adicional para que inversionistas calificados por tener Know How (Dominio de la tecnología) se decidan a tener a República Dominicana como destino de sus nuevas inversiones en el sector productivo de microchips.