De uno y otro modo o como refresco o como purgante nos cambian las leyes, nos cambian la perspectiva y nos cambian el país, poco a poco, pero de manera continua.
El cañonazo que significa la práctica que permite al juez hacer lo que le viene en ganas con la condena dispuesta para un delincuente, es una perla de difícil digestión.
El sabio doctor Joaquín Balaguer se refirió a esa práctica cuando sentenció, a nombre de poder omnímodo que ejercía, que ningún tecnicismo legal sacaría de la cárcel a José Ignacio Marte Polanco, infausta decisión que privó de libertad a ese ciudadano por varios años, lo cual era arbitrario, ilegal e inconstitucional.
Produce enojo y sorpresa ver, leer, escuchar que una persona condenada a cierto número de años de cárcel por la comisión de un delito comprobado y juzgado en un juicio oral, público y contradictorio, se le ocurra a un juez ponerlo en libertad antes del término de su condena.
Se pregunta uno: ¿Acaso el arrepentimiento que proclaman los beneficiados de medida como esas es suficiente? ¿Cuáles fueron las violaciones a las leyes que provocaron el apresamiento, encarcelamiento y juicio de la persona a quien graciosamente se le perdona parte de su pena de prisión?
Del mismo modo que es grave la responsabilidad de administrar las leyes para castigar a quienes delinquen, es proporcional decidir sobre su liberación luego de estar condenado a una pena dispuesta por un tribunal legalmente constituido.
Llama la atención de la comunidad el hecho de que últimamente se ha dispuesto la libertad de varias personas como si fuera un “currú”.
Esa ley copiada de no sé dónde, ni me importa, fue objeto de largos cabildeos y de la intervención de quienes nos manejan para alejarnos de nuestras tradiciones, costumbres y cultura.
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Aunque se diga lo que se diga, esa ley no beneficia a la sociedad en lo que se refiere a la persecución del delito. Esa ley, en el fondo, facilita un escape a los condenados poderosos y de corrupción que tienen recursos para incidentar procesos y para emplear tecnicismos legales para evadir el peso de la ley
Por ese camino anda el procesamiento de grupos de irresponsables y corruptos que raptan y violan jóvenes mujeres en grupos y jovencitos en sacristías, en oficinas, en escuelas.
Dentro del mundo permisivo de nuevas leyes y nuevos procedimientos el día menos pensado se encuentra una joven con uno de sus violadores beneficiado por la decisión de un juez permisivo.
La otra es el invento de que, si el procurador fiscal no termina la investigación en determinado plazo, puede ser sobreseído.
Solo la castración química es justicia para violadores y exhibicionistas.