Cada vez se hace más común ver en las carreteras que conducen a distintos pueblos, niños que piden a conductores porque alegadamente cubren los hoyos que se producen en las vías, lo que se constituye una nueva modalidad de trabajo infantil.
Uno de esos casos es del niño José Luis Carrasco, de 10 años, quien se dedica a buscársela en la carretera hacia Hato Mayor.
Con una pequeña pala, el niño junto a otro pequeño de 8 años, simula que rellena hoyos en la carretera, mientras cada vez que pasa un vehículo ambos hacen señas para que se detengan y piden que les den algo de dinero.
José Luis hacía la labor descalzo, ya que según expresó no tiene sandalias y apenas cuenta con calzado para ir a la escuela, en horas de la tarde.
El niño vive con su padre, madre y seis hermanos. En esa familia el único que trabaja es su progenitor, quien precisamente labora como agricultor en una siembra de flores frente a donde estaba José Luis.
El niño afirmó que no era obligado por sus progenitores a pedir, aunque dijo que los ingresos obtenidos los entregaba a su padre, luego de dar dividendos a su compañero Darlin y quedarse con alguna cantidad para llevarlo a la escuela
Trabajo infantil. La República Dominicana es signataria de la convención internacional que prohíbe el trabajo infantil, lo cual además está consignado en la ley.
Es por tanto que se han realizado diversos programas para sacar a niños y niñas de plantaciones agrícolas y otras labores, además de la explotación sexual y comercial.
Uno de los lugares más emblemáticos en la temática de explotación infantil es la zona productora de Constanza, donde se habían sacado cientos de niños de los campos agrícolas.
Sin embargo, se ha notificado que muchos menores han vuelto a los campos inducidos por sus padres.
Precisamente, el vicepresidente, Rafael Alburquerque se encuentra en Panamá en una reunión regional para tratar el tema del trabajo infantil y estudiar nuevas alternativas para erradicar esa práctica dañina a la infancia.