¿La nueva normalidad afecta más que el confinamiento?

Los retos que implica vivir su cotidianidad dentro de la nueva normalidad podrían afectar más psicológicamente que el propio confinamiento, y las mayores víctimas son las personas que están en más desventaja económicamente.
Al principio de la pandemia se pensaba solo en cómo podría afectar el confinamiento a las personas. Ahora, el punto a tomar en cuenta es la nueva normalidad y cómo afecta psicológicamente a las personas.
En busca de una respuesta confiable al respecto, consultamos al psicólogo clínico y terapeuta familiar Luis Vergés, quien afirma que esa es la percepción que existe hasta hora, y que la misma se apoya en el pobre nivel de conciencia que ha asumido la población ante la pandemia.
El especialista de la conducta explica, igualmente, que aunque no ha pasado suficiente tiempo para asimilar los patrones de comportamiento que la nueva normalidad demanda, hay un nivel de la población que será más afectada que otra.
“Como siempre, hay una parte importante de la población con desventajas económicas, sociales y tecnológicas, y este grupo carece de las habilidades para responder ante los retos de esta nueva normalidad”, precisa el doctor Vergés.
“Esas desventajas, estresan bastante y promueven un estilo de respuesta un tanto compulsivo”, dice.
¿Qué hacer para salir de esto? El especialista señala que para superar esta situación es necesario lo siguiente:

1. Implementar políticas sociales para compensar a la población más carente, con los recursos necesarios para sobrevivir a la pandemia.
2. Incentivar el desarrollo de habilidades tecnológicas, de emprendimiento, psicológicas y otras, a fin de obtener un nivel de competencias sociales que permitan a la población retomar la confianza en sus recursos personales para hacer frente al impacto de la pandemia.
3. Entender que las crisis son pasajeras, y que pueden traer resultados tanto positivos como negativos.
4. Fortalecer la respuesta creativa para enfrentar la situación de forma novedosa y efectiva.
5. Buscar orientación psicológica cuando haya síntomas como secuela de la crisis.