Tener unos añitos no implica que la vida no se pueda disfrutar.
De hecho, aunque muchos lo dudan y por eso se resisten a llegar a ella, la vejez es una de las etapas más bellas de la vida y en ella puede continuar toda la intensidad de la vida.
¿No lo cree? Pues visualícese con mucha experiencia, con un sentido más amplio de la vida, cosechando los frutos sembrados, con sus hijos ya crecidos y con ¡nietos! ¿Interesante verdad?
Sin embargo, debemos reconocer que hay un par de cositas que sí cambian. Y la alimentación es una de ellas, pues las necesidades nutritivas de las personas mayores son diferentes.
Pero no se asusten, el cambio no es tan drástico. A continuación ¡Vivir! le presenta una pequeña guía de los nutrientes que deben componer la dieta de los envejecientes.
Hidratos de carbono
Pueden constituir el 60% de la dieta del envejeciente. Son baratos, de fácil digestión y absorción. Ejemplos: azúcares, pastas, pan, harinas.
Proteínas
Deben representar entre el 15-20% del valor calórico total de la dieta. En las personas de la llamada tercera edad, la síntesis proteica es disminuida y la masa muscular decrece, por lo tanto es fundamental que el ingreso de proteínas sea el adecuado. Las obtiene en la carne, leche, huevos y soja, entre otros.
Lípidos
Complementan el 20-25% del valor calórico total restante. Son de difícil digestión, pero tan necesarios como las proteínas y los hidratos. Los ácidos grasos poliinsaturados no producen arteriosclerosis y son de digestión más fácil, por lo que se recomiendan específicamente. Ejemplos: aceite de uva o maíz.
Fibras
Están contenidas en las verduras y frutas. Actúan estimulando el movimiento intestinal tan necesario en las personas mayores, por su tendencia a la constipación.
Los orientales, que son grandes consumidores de fibras, tienen muy baja incidencia de hipertensión arterial, enfermedad coronaria, colon irritable, hernia hiatal, diverticulosis, gota, diabetes, arteriosclerosis, apendicitis y várices.
Vitaminas y minerales
Una dieta adecuada provee la totalidad de vitaminas y minerales que necesita el organismo; sin embargo, en la vejez hay tendencia a la descalcificación ósea y al déficit de vitamina B.
Agua
El agua es muy poco atractiva para los ancianos, generándose cuadros de deshidratación desde leves hasta severos. El cuidador debe prestar particular atención a la cantidad total de líquidos que incorpora el anciano diariamente (dos litros en invierno y tres litros en verano aproximadamente) y recurrir a la imaginación (licuados, té, jugos de fruta) para que resulten aceptados sin demasiadas objeciones.
Las claves
1. Respetar los horarios
Es frecuente que los mayores lo hagan y suspendan una de las comidas principales, generalmente la cena, reemplazándola por alguna infusión. Pero no es bueno.
2. Variedad
Coma con moderación y diversidad: un poco de cada cosa y no mucho de una sola.
3. No a la grasa
Limite el consumo de vísceras, embutidos, yema de huevo Chocolate, cacao, coco, manteca de maní, mantequilla y mayonesa.