Escribir sobre circuitos y ahora sobre la letra O, parecen signos inintencionalmente misteriosos. No es la R de revolución, pero sí de recesión. El Presidente Obama enfrentará la más grande recesión mundial de los últimos 75 años. Ya van casi un millón de desempleados adicionales desde el inicio de la crisis y el sistema financiero está en cuidados intensivos, por no decir colapsado. Luego de una efímera reacción positiva de las bolsas de valores post-elecciones, los mercados financieros han vuelto a caer fuertemente. También se prevén problemas en las economías emergentes. Ya se han registrado corridas contra el peso en México y contra el real en Brasil, que hasta ahora han sido transitoriamente contenidas.
Lo anunciado en la campaña para enfrentar la crisis es un paquete de estímulo fiscal que tiene la intención de reestablecer la demanda de consumo y de inversión; consiste en una reducción de impuestos al 95% de los contribuyentes, una moratoria de varios meses y renegociación del pago de los préstamos hipotecarios. Hay un paquetico de estímulo fiscal pendiente en el Congreso que deberá conocerse a partir del 17 de noviembre. También, a mediados de este mes, habrá una importante reunión del Grupo de los 20 que dará inicio a las discusiones sobre un nuevo sistema monetario internacional.
Pero hasta que Obama no elija su equipo económico no sabremos cuál será el tono de las políticas a adoptar. Los rumores dan a Larry Summers (Harvard) para Secretario del Tesoro, que ya lo fue en el Gobierno de Clinton, y para presidente de la Reserva Federal a Timothy Geithner, actual jefe del Fed de New York. Estos no son economistas liberales, esto es, de izquierda, pero sí son keynesianos moderados.
Según lo expresado en su columna del Financial Times, Summers favorece un rol más activo del gobierno en la economía para corregir las evidentes fallas del mercado. Éste debe incluir un incremento del gasto en los sectores que eleven la productividad de la economía (fuentes renovables de energía, biotecnología, ampliación conectividad de banda ancha); una reorientación del crédito hacia estos sectores, evitando la repetición del crecimiento concentrador liderado por el sector financiero; impuestos que desincentiven el riesgo excesivo y mayores niveles de capital normativo para dicho sector. También, una reforma orientada a socializar más el sistema de salud (más incluyente y barato) y de pensiones.
¿Quiénes votaron por Obama? Los jóvenes en más de un 65%, los pobres y las minorías étnicas en alrededor de un 70% (68% de los latinos), y la clase media (ingresos anuales entre US$50,000 y US$250,000) en poco más de un 50%. No le fue mal entre los blancos americanos (41%). Ese electorado compró la consigna del Cambio y eso es lo que espera. Y la C de cambio es una ruptura del círculo vicioso de la O del gobierno de Bush, identificado con el neoliberalismo, el intervencionismo unilateral basado en la doctrina de la guerra preventiva, y la crisis.