La obesidad se eleva a los aires y las aerolíneas pagan el peso

La obesidad se eleva a los aires y las aerolíneas pagan el peso

SAN FRANCISCO, EE UU (EFE).- La obesidad en Estados Unidos llega cada vez más lejos o, en este caso, más alto: un nuevo estudio revela que las aerolíneas gastan más combustible por culpa del sobrepeso, lo que se traduce en más polución y peores precios.

Ser gordo tiene consecuencias imprevisibles: además de incrementar la tensión arterial o el nivel de colesterol, la obesidad contamina.

A esta conclusión han llegado los investigadores de los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).

El informe, publicado el jueves en el “Diario Médico de Medicina Preventiva”, indica que los estadounidenses han acumulado como media cinco kilos adicionales en los últimos diez años.

Esto constituye un sobrepeso considerable que obliga a las aerolíneas a emplear más combustible, lo que se traduce en un aumento de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases contaminantes.

En concreto, los kilos de más o la “adiposidad adicional”, como lo llama el CDC, supusieron en 2000 un gasto extra de cerca de 275 millones de dólares.

Este dinero, como es de suponer, termina por afectar los bolsillos de los consumidores, ya que obliga a las compañías a subir las tarifas de los billetes de avión.

 Ésta es la más reciente noticia sobre las consecuencias de una epidemia que alcanza al 64% de la población estadounidense, según el Instituto Nacional de la Salud, que define la obesidad como sobrepeso de más de catorce kilos para las mujeres y entre 15 y 18 para los hombres.

La Administración Federal de Aviación ya agregó a mediados del año pasado cinco kilos a la media de peso por pasajero, para calcular la carga que pueden llevar los aviones.

Lo hizo tras un accidente en Carolina del Norte motivado por un problema de peso y distribución de la carga.

El problema es que es sencillo calcular el peso de los equipajes, pero colocar en la balanza a los pasajeros regordetes no sería delicado.

Algunas aerolíneas ya plantearon en su día la idea de cobrar un plus a los obesos por ocupar dos asientos, pero las numerosas asociaciones de defensa de los gordos que hay en este país sacaron las uñas ante la idea.

   La Asociación Nacional Para Proteger la Aceptación de los Gordos (NAAFA, se enzarzó el año pasado en una pelea contra Southwest Airlines, con sede en Dallas (Texas), cuando la aerolínea requirió que los gordos comprasen dos asientos para no incomodar al acompañante.

Andrew Dannenberg, coautor del estudio, señaló que el objetivo es llamar la atención sobre las repercusiones de la epidemia. El hecho de que las aerolíneas tengan que gastar más combustible, dijo el doctor, “es una consecuencia inesperada”.

Inesperada y grave, según Jack Evans, portavoz de la Asociación de Transporte Aéreo de EE UU, quien recordó que cada kilo de más incrementa el consumo de combustible y que, por esta razón, las aerolíneas reemplazaron años atrás los cubiertos de metal por otros de plástico y se deshicieron de las revistas pesadas.

Las docenas de dietas -como la Atkins o la South Beach-, pastillas y demás remedios más o menos milagrosos no han impedido que el porcentaje de estadounidenses con sobrepeso se multiplicase en los últimos años.

El problema ha alcanzado tales proporciones que un informe reciente de las autoridades sanitarias recomienda que las pólizas de seguros médicos incluyan procedimientos quirúrgicos para reducir el tamaño del estómago.

Pero lo peor podría estar por llegar, ya que los expertos indican que los humanos tienden a ser cada vez más grandes y, por lo tanto, más difíciles de elevar por las alturas.

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