La obra de arte

La obra de arte

“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. Génesis 1:27

Solía pasar gran parte de mi tiempo libre pintando, siempre fue mi hobby favorito. Me sentaba horas infinitas con mi paleta y pincel y me perdía por un momento en un mundo mágico lleno de colores.

Disfrutaba a plenitud el olor del óleo fresco y cómo, poco a poco, aquello que empezó siendo un pedazo de lienzo en blanco iba tomando forma.

Qué alegría cuando lograba hacer una textura que parecía casi real, qué orgullo cuándo luego de inacabables retoques, al fin podía decir que mi obra estaba terminada.

Y, efectivamente, ahí estaba, frente a mí el fruto de mi empeño, de mi tiempo, mi paciencia y de mi amor.

Si antes me producía placer el pintarla lo que siento ahora al verla realizada es indescriptible.

“Es mi hija”, les decía a los demás al verla, no hay nadie que la conozca mejor que yo.

Nadie sabe de dónde el amarillo del fondo o el blanco que contrasta con aquellos negros ojos.

Nadie más que yo sabía la fuerza de aquéllas líneas o el ángulo en qué había que situarse para percibir mejor su esencia.

Pienso en estos momentos y me es imposible no imaginarme a Dios, sentado en su banquito, recostado de una nube y siempre listo para realizar lo que ya sabía de antemano sería todo una obra de arte.

¿Te lo imaginas? escogiendo de millones de colores sólo los que sabe que te van mejor, preparando su paleta sólo para ti, tomando el más hermoso y puro de los lienzos para en él desbordar su ensueño.

Me pregunto por qué se habrá tomado la molestia de hacer tantos cuadros, yo particularmente, hubiese hecho unos tres o cuatro y mando a reproducir millones de copias, pero Él no, olvidó que existe el tiempo, pintó el primero y no pudo parar.

¡Qué inspiración la de este artista! empezó a dar pinceladas perfectas, ¡qué técnicas! ya quisiera yo poder pintar así.

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