Crítico de arte, maestría en Historia del Arte – La Sorbona, París

Un artista que tiene una evolución estilística es un artista que no deja de crear. Juan Trinidad es uno de ellos. Mirando sus más recientes creaciones, nos damos cuenta de una evolución estilística importante.

Dos elementos vienen a integrar su vocabulario iconográfico: la introducción del vacío y del color en sus esculturas, pero guardando siempre su estilo tan particular que lo define.

El vacío en escultura es algo para nada común.

Sin escribir una historia completa del vacío en escultura podemos afirmar que este elemento aparece en arte a principios del siglo XX, con la voluntad de dar a la obra una autonomía espacial jugando con el espacio que la rodea.

La idea de Juan Trinidad es buscar un alivio dentro de las formas para llevar sus composiciones en un campo de libertad de las imbricaciones de estas dichas formas. El vacío busca establecer un equilibrio con la silueta de sus composiciones.

Hay que aclarar un punto: el vacío no es el espacio entre dos piernas o entre un brazo y el cuerpo, sino una ausencia de materia para dar a la obra una dimensión nueva. En el caso de Juan Trinidad, él usa esta ausencia de materia en sus grandes composiciones para aliviar, como acabamos de decir, y también para que la lectura de sus piezas sea más fluida. Él logra dar a sus obras una cierta elevación.

El uso del color. Es el otro elemento nuevo en la producción artística de Trinidad. El uso del color sirve principalmente para crear una ruptura entre las formas. Su lenguaje formal se basa en la forma y las imbricaciones de esas mismas. Si la forma se viste de color, ella adquiere una nueva importancia. Es una mancha colorida con su existencia propia. Entonces, el impacto del color es fuerte y puede competir con las formas. Se crea un equilibrio entre formas y colores. El equilibrio es algo que sale de manera casi natural en la obra de Trinidad.

No es la primera vez que podemos hablar de equilibrio, es como un hilo conductor en la producción de este artista. La introducción del color en sus obras no escapa al leitmotiv del equilibrio. El color es al mismo tiempo para reforzar la forma y para crear una visión diferente de esta misma forma.

Sabemos el rol sumamente importante que juega el color no solamente con la retina, sino también con el imaginario. Dejémonos llevar en el campo del color para hacer un viaje artístico. Podemos constatar con mucha satisfacción la evolución estilística del artista que no se queda atrapado en una fórmula.

Él persigue su deseo de sorprendernos con creaciones nuevas, a veces con el vacío, a veces con el color, pero siempre buscando la magia de un equilibrio del conjunto de los componentes de sus obras.