La Oda a Platko, exaltación del poeta Rafael Alberti a un futbolista

La Oda a Platko, exaltación del poeta Rafael Alberti a un futbolista

Rafael Alberti, una de las figuras cimeras de la Generación del 27, merecedor del prestigioso premio Cervantes en 1983, fue autor de la Oda a Platko, una originalísima y mítica creación literaria dedicada al entonces futbolista de origen húngaro, Franz Platko. El gran poeta y artista español se inspiró ante la impresionante actuación del guardameta, cuando se encontraba en 1928 viendo la final de la Copa del Rey entre el FC Barcelona y la Real Sociedad.
Gracias al genio de Alberti, autor de obras clásicas como Marinero en tierra, La amante y Sermones y Moradas, el nombre de Platko pasó a ocupar un lugar especial y sempiterno en los anales del deporte como tema literario con un altísimo nivel de calidad.
¿En realidad merecía tanto el denominado “Oso Rubio”? ¿Están el deporte y la literatura condenados a contagiarse mutuamente su fuerza e imaginación?
Una síntesis biográfica dice que Platko nació en Budapest, Hungría, el 2 de diciembre de 1898. Se destacó en la selección de su país y en la liga española como guardameta en los años 20 y 30 y como técnico, siendo tres veces campeón con el equipo Colo-Colo de Chile, donde revolucionó el fútbol nacional, llegando a dirigir a la selección de ese país en el Campeonato Suramericano de 1942, celebrado en Uruguay. Sumido en el abandono y padeciendo de cáncer, murió en 1983. Sus restos fueron trasladados al Mausoleo de los Viejos Cracks del Colo-Colo, en ceremonia oficial el 19 de abril de 2015.
Su más grande homenaje y reconocimiento continúa siendo la excelsa Oda que le dedicó el escritor y pintor Alberti en el partido que enfrentó en Santander al FC Barcelona y a la Real Sociedad de San Sebastián. Alberti, al quedar estremecido, narró lo que observó en ese instante:“ … Un partido brutal. (…). Se jugaba un partido de fútbol, pero también el nacionalismo… Platko, un gigantesco guardameta húngaro, defendía como un toro el arco catalán. Hubo heridos, culatazos de la Guardia Civil. Platko fue acometido tan furiosamente por los del Real Sociedad que quedó ensangrentado, sin sentido, pero con el balón entre sus brazos (…) apareció de nuevo, vendada la cabeza, fuerte y hermoso, decidido a dejarse matar(…).
Posteriormente Alberti escribió la siguiente y memorable Oda a Platko:
Nadie se olvida, Platko,
No, nadie, nadie, nadie
Oso rubio de Hungría
Ni el mar,
Que frente a ti saltaba sin poder defenderte
Ni la lluvia, Ni el viento que era el que más
Regía.
Ni el mar ni el viento, Platko
Rubio Platko de sangre, guardameta en el polvo,
Pararrayos.
No, nadie, nadie, nadie.
Camisetas azules y blancas, sobre el aire
Camisetas reales,
Contrarias, contra ti, volando arrastrándose,
Platko, Platko lejano,
Rubio Platko tronchado,
tigre ardiendo en la yerba de otro país,
¡tú llave, Platko, tu, llave rota
Llave áurea caída ante el pórtico áureo!
Volvió su espalda al cielo,
Camisetas azules y granas flamearon,
apagadas, sin viento.
El mar, vueltos los ojos,
Se tumbó y nada dijo.
Sangrando en los ojales,
Sangrando por ti, Platko,
Por tu sangre de Hungría,
Sin tu sangre, tu impulso, tu parada,
Tu salto,
Temieron las insignias.
Ni el final: tu salida,
Oso rubio de sangre,
desmayada bandera en hombros por el campo.
¡Oh Platko, Platko, Platko,
Tú tan lejos de Hungría!
¿ Qué mar hubiera sido capaz de no llorarte?
Nadie, nadie se olvida,
no, nadie, nadie, nadie.

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