La OEA y los embajadores acreditados en el país

La OEA y los embajadores acreditados en el país

En las pasadas elecciones del 16 de mayo del 2004, tuvimos la participación de observadores internacionales de 12 países, así como de la Organización de Estados Americanos (OEA), quienes estuvieron monitoreando las elecciones y que junto a Monseñor Agripino Núñez Collado, desempeñaron una relevante labor en los pasados comicios.

De una manera tangible, se ha comprobado la importancia de los Organismos Internacionales y el papel que pueden tener los Embajadores acreditados ante un país en un momento preciso.

Todos conocemos que las Embajadas son la representación de un gobierno ante un país determinado, donde previamente se acuerda mantener relaciones diplomáticas, por medio de los acuerdos internacionales existente.s Como representación, la Embajada es la máxima delegación que un gobierno puede enviar a otro país y es por esto su importancia y su carácter político.

Entre los papeles de un Embajador como representante de su país ante otro, no está el sólo asistir a las recepciones y actos a los que se le invita, sino también el de mantener una comunicación permanente con los asuntos del país donde se está acreditado, expandir los intereses comerciales y quizás lo más importantes, el poder solucionar de una manera ágil los problemas en el lugar en materia de interés tanto para el gobierno local como para los gobiernos anfitriones.

La Organización de Estados Americanos, por su parte, tiene una lista histórica de procedimientos con la República Dominicana y los demás países miembros del organismo. Entre los conceptos que busca la OEA se halla el de trabajar con las naciones de las Américas, avanzando de común acuerdo en el fortalecimiento de la democracia, la protección de los derechos, humanos, la promoción de la paz y la seguridad, el fomento del comercio y la lucha contra los complejos problemas causados por la pobreza, el narcotráfico y la corrupción.

La misión de los observadores electorales de la OEA, es el instrumento de la organización para la promoción y el fortalecimiento de la democracia en el área. Este tipo de misiones es organizada y ejecutada por la Unidad de Promoción para la Democracia de la Organización de Estados Americanos, en representación de la Secretaría General, y responde a la invitación que les formulan los Estados miembros de la organización a que participe como observadora. Desde el año de 1990 a la fecha, la OEA, ha monitoreado 81 elecciones en la mitad de los países del continente.

Desde meses antes de que se celebraran las elecciones presidenciales, pudimos enterarnos por los medios de comunicación de la misión de observadores. Ésta se hallaba monitoreando la organización de los comicios y lo mismo pudimos escuchar a algunos de los Embajadores acreditados ante el país. El caso más concreto fue la denuncia realizada por el representante de la Comunidad Europea, Miguel Amado.

Un punto a resaltar es que el domingo 16 de mayo del 2004, de acuerdo con el artículo «Maniobras en las juntas tras los votos», de Loyda Peña, redactora del periódico Hoy y publicado el martes 18 de mayo, dice que «…a instancias del Juez Rosario, a las 8:00 de la noche se pidió al presidente de la Junta Central Electoral, Luis Arias, que llamara a monseñor Núñez Collado y al jefe de la misión de observadores de la OEA, Santiago Murray».

Luego de esto, todos recordamos la rueda de prensa encabezada por Monseñor Núñez Collado junto con los Embajadores de los Estados Unidos, Hans Hertell, Miguel Amado, de la Unión Europea; Adam Blackwell, de Canadá; María de Jesús López-Figa, de España; Eva Kendeffy, de Alemania, y el expresidente de Colombia, Andrés Pastrana.

Digo que es un punto a resaltar ya que en el «mundo diplomático» siempre se habla de que los Embajadores acreditados ante un país no pueden cometer injerencia e inmiscuirse en os asuntos internos del Estado donde están acreditados, cosa que realmente ninguno de estos embajadores cometieron, ya que en dicha rueda de prensa habló Monseñor Núñez Collado y el Jefe de los observadores de la OEA, Santiago Murray.

Cada uno de estos Embajadores habrá perseguido su razón personal en representación de su país para apersonarse ante la Junta Central Electoral y ante todos los dominicanos en esa rueda de prensa, pero lo que es verdad es que su presencia ante la junta fue una «negociación silenciosa» en apoyo de la democracia dominicana. No podemos nunca subestimar la fuerza que pueda tener un organismo internacional o un Embajador acreditado en un país.

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