La ola conservadora en Estados Unidos

La ola conservadora en Estados Unidos

Lo que está sucediendo en Estados Unidos hace recordar lo que aconteció allí en la década de los años cincuenta del siglo pasado.

El creciente conservadurismo norteamericano, caracterizado por el movimiento “Tea Party” dentro del partido republicano es muy preocupante. El énfasis en las ideas económicas de derecha se caracteriza por buscar la reducción en las actividades del sector público: menos impuestos, sobre todo a los ricos, menos gastos, presupuestos equilibrados, menos deuda pública, “responsabilidad fiscal”, menos seguridad social, menos regulación de los bancos, a pesar de la reciente crisis bancaria y menos regulaciones a los mercados, a pesar de la crisis en las bolsas de valores.

En fin, que se aboga por un capitalismo desregulado. En un ambiente mundial recesivo, una política de presupuesto equilibrado, en vez de a lo Keynes, es una invitación a que la recesión devengue en depresión. Se aboga por todo eso a pesar del empeoramiento en la distribución del ingreso en Estados Unidos en años recientes y en medio de la peor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial.

En lo político implica apoyar un aislamiento de Estados Unidos del resto del mundo y el proteccionismo comercial. Rick Perry, el gobernador de Texas, mormón, es el más radical en el auspicio de estas ideas y hoy día es el que más cerca está de convertirse en candidato presidencial por el partido republicano. Algunos miembros del “Tea Party” hasta han propuesto reducir el papel del gobierno federal para que sean los Estados los que cobren impuestos y administren la educación, la salud y construyan las obras públicas.

Un conservadurismo parecido, aunque de otro origen y propósito, surgió en Estados Unidos a partir de 1948, predominando hasta 1960. Fue la era del anticomunismo, con la persecución de empleados públicos y hasta de directores y artistas de cine que eran considerados comunistas. En lo internacional durante los gobiernos conservadores de Dwight Eisenhower (1953-1961) implicó apoyar a las dictaduras de América Latina, porque eran anticomunistas, entre ellas la de Trujillo.

En ese período un recaudador de fondos del partido republicano en Nueva York quien devino embajador en Ciudad Trujillo declaró: “Trujillo es un auténtico genio, quien piensa y trabaja mayormente a favor de los mejores intereses de su pueblo”. El ultraconservador canciller John Foster Dulles estableció con vigor la política “de no hacer nada para ofender a los dictadores, pues son la única gente de quien podemos depender”.  En lo económico basta citar lo que dijo entonces un Secretario del Tesoro: “Lo que es bueno para la General Motors es bueno para Estados Unidos”.

Ya la lucha conservadora no es en contra de una ideología que en esos años se estaba expandiendo por el mundo y que era hostil al sistema capitalista y la democracia. El conservadurismo de hoy está basado en ideas religiosas protestantes y no proviene de ideologías, sino que es un movimiento que viene desde abajo. Si gente como Perry gana las próximas elecciones norteamericanas el efecto sobre el resto del mundo será muy negativo. Coincidiendo con el deterioro económico, político y militar europeo, una Norteamérica cada día más aislada y debilitada económicamente de seguro aceleraría el protagonismo militar y económico de China continental. Por otro lado, menos inversiones en servicios sociales y de salud perjudicarían a la diáspora dominicana en Estados Unidos, además del sesgo anti-migración del “Tea Party”.

Una gran depresión que se inició en 1929 sacó del poder a los republicanos y puso allí al demócrata y muy liberal Franklin Delano Roosevelt a finales de 1932. La actual crisis económica se inició durante el gobierno del conservador republicano George Bush hijo, y también provocó su sustitución por un demócrata liberal, Obama. Pero mientras entonces los demócratas duraron veinte años en el poder, luce que Obama tan sólo permanecerá durante cuatro.

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