Naciones Unidas. La ONU se declaró hoy conmocionada por las últimas acusaciones de abusos por parte de “cascos azules” desplegados en la República Centroafricana y dejó claro que no los tolerará.

“Queremos recalcar que ninguna conducta de este tipo puede tolerarse y que todas las acusaciones serán tomadas extremadamente en serio e investigadas vigorosa y meticulosamente”, dijo el portavoz de la organización Stéphane Dujarric.

La ONU reaccionó así después de que Amnistía Internacional (AI) pidiera a la organización investigar la violación de una menor de 12 años y el supuesto asesinato “indiscriminado” de un adolescente de 16 años y de su padre por “cascos azules” desplegados en ese país.

Dujarric calificó las acusaciones de “muy alarmantes” y dijo que el secretario general, Ban Ki-moon, está “personalmente conmocionado y decepcionado” por estas últimas informaciones y por otros supuestos casos que han salido a la luz en los últimos meses.

A comienzos de junio, la ONU anunció una comisión independiente que investigará denuncias de abusos sexuales sufridos por menores en el país africano y de los que son responsables soldados extranjeros destinados allí, algunos desplegados bajo bandera de la ONU.

Las tropas internacionales llegaron a la República Centroafricana para aplacar la guerra civil que sufría en 2013, con miles de muertos, meses después del golpe de Estado de marzo de ese año y por el que fue derrocado el presidente centroafricano, François Bozizé.

El último caso revelado por AI se produjo los pasados 2 y 3 de agosto, cuando miembros ruandeses y cameruneses de la Misión de la ONU en ese país (MINUSCA) desarrollaban una operación en el distrito PK5 de Bangui, donde la mayoría de la población es musulmana.

“Nuestras pruebas sugieren que un soldado de paz de la ONU violó a la menor y que fuerzas de la ONU mataron indiscriminadamente a dos civiles”, dijo la asesora de Crisis de AI Joanne Mariner en un comunicado.

La organización de derechos humanos entrevistó a 15 testigos al día siguiente de ambos incidentes, así como a la víctima de la violación, cuya revisión física demostró que había sido víctima de un asalto.

Un soldado camerunés murió el 2 de agosto y nueve resultaron heridos en enfrentamientos entre residentes del PK5 y un día después los “cascos azules” volvieron al distrito, donde empezaron a disparar “de forma indiscriminada” en la calle, según los testigos.

Balla Hadji, de 61 años, y su hijo Souleimane Hadji, de 16, murieron tiroteados frente a su casa, según la ONG. Un portavoz de la MINUSCA indicó a la organización que se ha abierto una investigación para esclarecer lo ocurrido durante la operación.