A partir de las actividades en extremo liberales, y a la vez irrespetuosas de la cultura y los valores de muchos países, hemos preguntado por este y otros medios a los organismos internacionales, a nuestras instituciones legales, legislativas y educativas, incluidas academias locales que dicen promover la verdad y la ciencia, acerca de los criterios que dan fundamento a dichas actividades promocionales de comportamientos que, proviniendo de funcionarios de organismos internacionales, con altos niveles académicos, profesionales y salariales; en qué medida son sopesadas sus evacuaciones, disposiciones, recomendaciones y doctrinas, frecuentemente contrarias a las normas culturales de nuestros países.
Con la situación que vive nuestro vecino, y en muchos aspectos, hermano, Haití; hemos estado observando con indignación y asombro que la ACNUR, y la propia ONU han estado proponiendo a nuestras autoridades y a todos nosotros, medidas que no han sido expuestas ni discutidas en esas entidades, en ningún foro conocido ni con la representación oficial, y ad-hoc, que se supone que tienen la representatividad nacional oficial para cuestiones internacionales que afectan nuestra soberanía.
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La prensa de estos días reporta que los ciudadanos haitianos están visitando libremente nuestros mercados fronterizos, protegidos por la Policía Nacional dominicana y, también, por la propia policía haitiana. Pudiendo, con toda libertad y seguridad abastecerse de los productos necesarios para su manutención. Poniendo de manifiesto lo que todos sabemos y solo los miembros de estos organismos parecen no saber, que las situaciones de peligro, por enfrentamiento entre bandas de aventureros, guerrillas u otras variedades de la especie, contra las fuerzas públicas de dicho país vecino, tienen lugar solo o casi exclusivamente en la capital de Haití.
Lo que demuestra lo descabellada (abusiva, irreflexiva e irreverente) la propuesta, de que sea en territorio dominicano que se construya cercos de seguridad para refugiados; cuando cualquiera puede observar que los tales reductos pueden ser organizados y cuidados por los propios soldados o miembros de los equipos de seguridad de esos organismos; sin mayores riesgos, pues no son tan criminales los miembros de ninguna tribu del planeta, como para maltratar a los que van a llevar comida y medicina a los suyos.
Lo que se intentó hacer en Friusa, en Kosovo y otros barrios de haitianos indocumentados fue totalmente impropio, y con bastante apariencia de oportunismo, ya que en esa zona, donde hay muchos miles de indocumentados haitianos, estos viven bajo el cuidado de sus empleadores dominicanos y extranjeros que tienen grandes empresas de servicios turísticos en esa región.
Los refugiados de la ONU y organismos afines a menudo no son necesariamente los refugiados a causa de catástrofes naturales o sociales, sino que luciera que ellos mismos padecieran algún síndrome de algún tipo de persecución y discriminación social. No obstante estar aupados e inmunizados respecto a todo prejuicio y persecución, y en condiciones de proponer y propiciar normatividades y políticas que son atentatorias contra toda moral conocida en nuestras sociedades.
Contundentes y terminantes son la reciente protesta masiva frente a la ONU, y las declaraciones de nuestro Presidente.