La ONU se declara “estupefacta” por el supuesto caso de sobornos

La ONU se declara “estupefacta” por el supuesto caso de sobornos

Naciones Unidas, 6 de Octubre (EFE).- Los principales responsables de la ONU se declararon hoy “estupefactos” por el supuesto escándalo de corrupción protagonizado por un expresidente de la Asamblea General y ofrecieron su cooperación a las autoridades de Estados Unidos para llegar hasta el fondo del asunto.

“La corrupción no tiene sitio en las Naciones Unidas ni en ningún otro lugar”, dijo el actual presidente de la Asamblea, el danés Mogens Lykketoft, en una conferencia de prensa.

Lykketoft compareció ante los periodistas después de que un fiscal acusara hoy a John Ashe, presidente de la Asamblea General hasta septiembre de 2014, de aceptar sobornos por más de un millón de dólares a cambio de defender los intereses de empresarios chinos.

El político danés explicó que solo tuvo conocimiento de los hechos hoy mismo a través de los medios de comunicación y dijo que su oficina está lista para cooperar con las autoridades estadounidenses si así se le solicita. “Estoy impactado y creo que a la ONU y sus representantes se les deben exigir los más altos estándares”, señaló Lykketoft, que encabeza la Asamblea General de la ONU desde hace un mes.

Lykketoft dijo que, de confirmarse, el escándalo supondría “un ataque en el corazón de la integridad de las Naciones Unidas”, un mensaje similar al que expresó a través de su portavoz el secretario general de la organización, Ban Ki-moon.

El portavoz, Stéphane Dujarric, dijo que Ban está “estupefacto” y “profundamente preocupado” por la acusación y que la secretaría cooperará con la investigación si se considera necesario. Además, defendió que la corrupción no es algo habitual en la ONU y recordó que el de presidente de la Asamblea General es un cargo político que no rinde cuentas ante el secretario general.

Según la fiscalía, Ashe se embolsó al menos 1,3 millones de dólares a cambio de apoyar desde su cargo los intereses de varios empresarios chinos, principalmente los del magnate de la construcción Ng Lap Seng, que buscaba construir un centro de conferencias vinculado a la ONU en Macao. Además del diplomático de Antigua y Barbuda fueron detenidas otras cinco personas en relación con el caso, entre ellos un diplomático dominicano.