El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no ha conseguido una condena contra el régimen de lesa humanidad del carnicero de Siria, Bachar el Asad, por la pertinaz oposición de Rusia y China, otra demostración de que es urgente modificar al máximo foro mundial, porque como está ahora no sirve a la comunidad internacional, sino a los cinco “grandes”, USA, China, Reino Unido, China y Francia, y así no se vale.

Los 192 países que integran la ONU, con las excepciones señaladas del Consejo de Seguridad y además por el Estado de Israel, tienen  que decidir eliminar ese apéndice, de manera que en lo sucesivo sean esos l92 países los que decidan sobre la humanidad, no solo cinco el destino de los 192. Elemental, sobre todo alusivo a la democracia, donde es la mayoría quien decide.

 Excluyo al Estado de Israel de los 192 países, porque es bien sabido que nunca ha acatado ninguna de las resoluciones de la ONU, porque de haberlo hecho, en la interpretación del ex primer ministro y actual titular de Defensa, Ehud Barak, no  existiera.

Las resoluciones de la ONU, a partir de su modificación en el contexto sugerido, también tiene que incluir que sus resoluciones sean vinculantes u obligatorias, no simples marionetas de ningún Estado, en este caso, el de Israel.

El día cinco del presente mes de junio, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en visita oficial a Pekín y a su homólogo chino Hu Jin-tao, reiteró, avalado por su anfitrión, su oposición a cualquier condena del Consejo de Seguridad contra el régimen genocida que preside Bachar El Asad en Siria, una barbaridad para los sirios, en que más de 13 mil han muerto desde el inicio del intento en derrocar a la tiranía hereditaria de 40 años de Damasco, conforme versión del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

 Esa barbarie no estuviese ocurriendo ni tampoco la otra de Estados Unidos impedir la fundación del Estado Palestino votando en contra en el Consejo de Seguridad para poner al Estado de Israel en su lugar y sellar la paz en Oriente Próximo.