La oportunidad del presidente LF

La oportunidad del presidente LF

El primer reto que tiene el presidente Leonel Fernández para su tercer período de gobierno es aceptar la realidad de la crisis económica y asumir una gestión de suprema austeridad y racionalidad en el gasto que preserven la estabilidad macro-económica que ha sido su mayor galardón.

Esta gestión podría pasar a la historia si el líder del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) vuelve por sus orígenes y auspicia la revolución democrática y moral que anunció, dedicando sus mayores energías al fortalecimiento institucional con un gran concierto nacional.

 Para alcanzar esos objetivos es fundamental desalentar las expectativas de continuidad en el poder que de aflorar en la reforma constitucional, como muchos vaticinan, sacudiría hasta su propio partido y crearía un clima de desasosiego similar al que determinó el fracaso reeleccionista del presidente Hipólito Mejía.

Sorpresivo discurso.  La opinión pública nacional ha reaccionado con sorpresa ante el discurso de juramentación para su tercer período del presidente Leonel Fernández, abiertamente contradictorio del que pronunció un mes antes, el 17 de julio, cuando anunció un período de austeridad y límites del gasto público.

 Es cierto que lo planteado el mes anterior fue un “Plan Integral de Acción hasta el 2009”, pero se le criticó el optimismo de que las medidas restrictivas fueran de tan corto plazo y alcance, cuando las repercusiones de la crisis económica, tanto de origen internacional como nacional, superarán el lapso de cinco meses, ya reducido a cuatro, que restan del año en curso.

 Las decenas de grandes proyectos de inversión que anunció para el nuevo período gubernamental no serían realizables ni siquiera en un período de auge económico, por lo que algunos analistas lo han inscrito dentro de una perspectiva de continuidad en el poder más allá de los próximos cuatro años, aún con concesiones de obras al sector privado.

 Las experiencias de las concesiones para las carreteras San Cristóbal-Baní, y San Pedro-La Romana, y los contratos para el Malecón de Santo Domingo y las dos plantas para generar electricidad con carbón, que llevan de dos a tres años, indican la lentitud y limitaciones de esas inversiones.

 Lo que más ha llamado la atención del discurso de juramentación ha sido el programa de obras públicas, mientras se advierte que no incluyera la menor referencia a la austeridad y el control del gasto público que demandan los sectores empresariales, economistas y la oposición política.

 Eso sin que se haya puesto en vigencia una sola disposición concreta para reducir el dispendio ni para desmontar los subsidios generalizados incrementados durante la campaña electoral hasta haber consumido 51 mil millones de pesos, 31 por ciento del gasto entre el primero de enero y el 8 de agosto, según un informe de la secretaría de Hacienda publicado el jueves por el diario El Caribe.

 Cuando la tasa cambiaria superaba los 35 pesos por dólar y se advertía de las consecuencias previsibles del incremento de las tasas de interés, el gobierno hizo aprobar un presupuesto complementario de 31 mil millones de pesos que incluye 5 mil millones de pesos que estaban destinados a cubrir parte del déficit de este año del Banco Central.

El mejor de los caminos.  Dejar la reelección sin límites tendría un costo político muy elevado, incluyendo la posibilidad de mayores dificultades económicas y de gobernabilidad que generen un sentimiento nacional anticontinuista y se repita el fracaso de Hipólito Mejía, por lo que algunos consideran que el doctor Fernández no se aventurará, aunque esté atrapado por el mesianismo balaguerista.

Para el actual mandatario el mejor de los caminos sería fortalecer su partido y auspiciar un gobierno con algún nivel de concierto nacional que le permita sortear la crisis económica. Más aún si se anota éxitos en el fortalecimiento institucional y mejoramiento de la democracia.

Una revolución democrática, como la planteada en su juramentación por el presidente Fernández sería transar una Constitución de amplio consenso, modificaciones políticas-electorales y la puesta en vigencia del gran paquete de reformas institucionales aprobadas en las últimas dos décadas, la mayoría de las cuales han quedado en los papeles o se cumplen a medias. 

Si le suman la revolución moral a la que también aludió, restringiendo la corrupción y el dispendio y concentra su atención en buscar respaldo para controlar la descomposición social y la delincuencia, el presidente Fernández podría concluir su nuevo período con razonable éxito, reduciendo el impacto de la crisis económica que pone en jaque hasta las economías de Estados Unidos y la Unión Europea.

En tal caso mantendría su liderazgo en el PLD y hasta podría pensar en repostularse en el 2020, en caso de que otro peledeísta gane en el 2012 y se repostule para el 2016. De cualquier manera podría reivindicar el legado histórico del partido que fundara el profesor Juan Bosch en 1973.   

¿Proyecto continuista?

No han faltado quienes catalogan el del 16 de agosto como “discurso de campaña continuista”. Para algunos fue una pieza ilusionista destinada a crear nuevas esperanzas en un liderazgo mesiánico al estilo Balaguer y  alentar las expectativas de sus seguidores más incondicionales que acarician la idea de una reforma constitucional que deje sin límites la reelección presidencial.          

 Una prueba definitoria será la reforma constitucional que Fernández promete  iniciar próximamente con el envío al Congreso de su proyecto. Ya el Comité Político del PLD aprobó que se elimine la prohibición de la repostulación después de dos períodos de gobierno posibilitando volver después de un intermedio.

 En la ocasión se adujo que de esa forma el doctor Fernández Reyna podría ser postulado nuevamente en el 2016. Eso sería viable en el caso de que su partido pierda las elecciones del 2012, porque no podrían descartar que en caso de ganar, cualquiera que sea el electo desee optar por la segunda oportunidad, ya que también decidieron que si un presidente peledeísta desea repostularse nadie pueda disputarle la candidatura.

 Entre los líderes del PLD los que han aspirado a la candidatura presidencial y la buscarían para el 2012 son Danilo Medina, Jaime Fernández Mirabal y José Tomás Pérez. Los dos últimos declinaron para apoyar a Leonel Fernández en la pasada contienda interna. También se menciona a Radhamés Segura.

 Al que más posibilidades se le atribuyen es a Medina, quien ha logrado mantener una fuerte influencia en los niveles de  dirección, entre los legisladores y síndicos  y en la militancia peledeísta. La designación de Jaime Fernández como secretario de Medio Ambiente, que él no ha aceptado, no indica una preferencia por parte del presidente Fernández, que de  tenerla lo habría colocado en un cargo de mayor proyección política.

La lógica del poder

En la teoría nacional de la lógica del poder se establece que nadie declina a seguir en la Presidencia de la República a menos que se vea obligado, por lo que tanto dentro como fuera del PLD todavía no se descarta que al modificar el artículo 49 de la Constitución algunos legisladores no planteen dejar la reelección sin restricción.

 Aunque no se descarta que esa posibilidad salga adelante, tendría un costo político muy elevado en los próximos meses, dentro de un panorama económico complicado, no sólo porque la fórmula encontraría resistencia en la oposición política y parte de la opinión pública, sino también dentro del mismo partido de gobierno.

 No se puede olvidar que en la campaña electoral el presidente Fernández disertó en torno a las diversas fórmulas constitucionales sobre la reelección para concluir en que “aceptaría lo que decida la mayoría”. La asamblea revisora de la Constitución será  integrada por 210 miembros, 178 diputados y 32 senadores. Las dos terceras partes que garantizan cualquier reforma serían 141.

Los legisladores peledeístas suman 120, a los que se adicionan 4 de los reformistas aliados en los recientes comicios. Los 17 restantes se conseguirían en el Partido Reformista, donde ya algunos piensan aliarse al PLD para mantener sus cargos en el 2010. No se descarta buscar votos en el Partido Revolucionario Dominicano. Los ejecutores de la reforma del 2002 para que Hipólito Mejía pudiera repostularse contaron con 12 diputados peledeístas, a quienes se suponía más difícil de conquistar. Pero ese camino no está de ninguna manera allanado, si se toma en cuenta la influencia que mantiene Danilo Medina sobre cerca de la mitad de los legisladores de su partido. Se afirma que unos 50 diputados y 12 senadores. A Jaime David se le atribuye una docena de fieles entre los diputados. Nadie descarta que muchos puedan ser convencidos sobre algo que interese al presidente de la República y líder del partido. En el 2002 de los diputados perredeístas 36 suscribieron una oposición a la reelección, pero el día de la votación sólo 9 se manifestaron en contra.

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