La oposición en México debe aceptar la realidad

La oposición en México debe aceptar la realidad

Comentario Editorial
La saga de la disputada elección presidencial de México está entrando en sus episodios finales. Después de un recuento parcial, las autoridades electorales descartaron el lunes los desafíos a la votación del mes pasado y dentro de unos pocos días confirmarán el triunfo por un margen reducido de Felipe Calderón, el candidato de centro-derecha. Esto dejará en el aire muchas interrogantes sobre las elecciones, pero es un resultado que el candidato de izquierda derrotado, Andrés Manuel López Obrador debe aceptar.

Con razón o sin ella, millones de mexicanos en su mayoría pobres creen que la elección no fue justa. Un recuento completo hubiera sido la mejor manera de demostrar que la democracia mexicana es genuina y representativa. Dada la historia del país y las profundas divisiones sociales y geográficas, un recuento también hubiera ayudado a establecer la legitimidad de cualquiera que fuera el nuevo presidente.

Sin embargo, las autoridades excluyeron esta opción y el señor López Obrador tiene que decidir ahora qué hacer. Parece estar más decidido que nunca antes a embarcarse en un derrotero radical para asegurar, como dijo al Financial Times la semana pasada, la “revolución pacífica y democrática” que él cree que México necesita. La ocupación del centro de ciudad de México por sus partidarios continuará. El mes próximo, el señor López Obrador pudiera asumir la presidencia de un “gobierno paralelo”.

Esto es peligroso por varias razones. Primero, el señor López Obrador pudiera dañar la credibilidad y reducir el respaldo a su Partido de la Revolución Democrática (PRD) las encuestas han mostrado que los mexicanos se oponen con decisión a las acciones directas que está recomendando el líder izquierdista. Muchos, incluyendo un número importante de los que votaron por el señor López Obrador en julio, están deseosos de retomar su vida diaria.

Segundo, cualesquiera sean sus intenciones declaradas, el señor Lópe Obrador corre el riesgo de debilitar la capacidad de las autoridades elegidas tanto al nivel nacional como local de gobernar con eficiencia. Estos incluyen el gobierno local de Ciudad de México, que ganó el PRD en julio.

Tercero, el señor López Obrador se arriesga a estimular a extremistas para que asuman acciones violentas en su nombre. El caos y la inestabilidad resultante de todo esto pudiera hacerle mucho daño a México, socavando los avances económicos y sociales que el país ha alcanzado en los últimos años.

Por lo tanto, el señor López Obrador debería intentar hacer uso de su derecho a protestar a través de los canales constitucionales. Está en una posición excelente para hacerlo. Su PRD surgió de las elecciones con 126 diputados en la cámara baja del Congreso, su mejor resultado histórico. El partido estaría muy bien ubicado para presionar la campaña de reformas políticas de la oposición, incluyendo, por ejemplo, una segunda ronda de votaciones en próximas elecciones presidenciales, un cambio sencillo que haría menos probable que surgieran disputas en el futuro. Persistir en el curso actual sería un desastre para el señor López Obrador, su partido, y sobre todo, su país.

VERSION: IVAN PEREZ CARRION

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