La osada estrategia del PLD

<p>La osada estrategia del PLD</p>

ADOLFO MORETA FÉLIZ
En casi tres lustros el miembro más importante del leonelismo, ha sido el jefe del danilismo. En la presente coyuntura interna del Partido de la Liberación Dominicana(PLD) son muchos los que se flotan las manos frente a la posibilidad de una traumática división de esa organización. Ante tal eventualidad, no desaprovechan la oportunidad para tirarle su pedacito de leña. Pero realmente, ¿existe una rivalidad a “vida o muerte” o es una pantomima entre sus dos estelares gladiadores? En el argot de la lucha libre a ese espectáculo se le llama “pancracismo”.

La situación interna del PLD nos recuerda la pantomima entre las cuadras de Jack Veneno y Relámpago Hernández. Dos luchadores contendiendo en una espectacular y desgarradora cartelera “sin limites de tiempo y sin caída”, pero que de antemano se presuponía o se conocía al ganador. Luego en los camerinos y términos del negocio, ambos salían ganando. Uno más que otro. Pero la faja de campeón siempre quedaba en la misma cintura.

Cuando el licenciado Danilo Medina anunció su renuncia como secretario de la Presidencia “para reflexionar”, la primera reacción en la ciudadanía fue de dudas y expectación. Luego, surgieron muchas opiniones de las razones por las cuales había renunciado. En las calles, transporte público, parques, talleres artesanales, colmadones, tiendas, etc., prevalece que fue por sus ostensibles aspiraciones a la presidencia de la república porque ya está bueno de “agarrar pa’ que otro enlace”.

Otros, que tal decisión se debió a que “dos gallos no caben en un mismo gallinero”.

En tertulias, peñas de supermercados y otros refinados ambientes, es que se trata de una osada y riesgosa estrategia del PLD al estilo “pancracista” entre luchadores de una misma cuadra para confundir al público con sus patadas voladoras, llaves doble nelson, sillazos fuera del ring lo más convincentes que pudieran parecer. Y que el público las apreciaras como reales. Porque el momento económico, social y político del país, obliga al PLD a articular una estrategia de esa naturaleza para que luego de la cartelera tanto el Gobierno como el partido salgan ganando.

La salida de la administración pública de Danilo Medina, casi coincidió con el discurso televisivo del Presidente de la República anunciando la neurálgica reforma fiscal exigida por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Esas exigencias son de carácter obligatorio “gústenos o no nos guste”. Afecten a quien afecten. Lo que conlleva un inmenso costo político para el Gobierno.

En los últimos dos meses y medio del pasado año, ninguna noticia local tuvo más importancia ni concitó más opinión pública que la renuncia de Danilo Medina y las expectativas de una posible división del PLD. De entrada, el primer palo de “home rum” político al cierre del 2006 se había logrado.

Los problemas económicos y sociales pasaron a un segundo plano. La población se olvidó de “la olla” en Navidad. De la falta de energía eléctrica, carencia de agua en las cañerías y otro montón de etcétera más. El morbo de una división en el PLD había obnubilado a la gente.

El doctor Leonel Fernández ha sido un presidente de estilo clásico balaguerista. Y por aquello que creía el doctor Joaquín Balaguer de los jefes de estados proclives a la alternabilidad, de antemano, se deduce cual es la decisión de Fernández para optar por otro período presidencial.

El licenciado Danilo Medina tiene suficientes condiciones para ser presidente de la república con amplias posibilidades de llegar a serlo. Sabe cultivar el arte de la paciencia y la oportunidad. Lo que quiere decir que es políticamente muy inteligente para forzar aspiraciones ahora, a riesgo de perder el posterior respaldo de Leonel Fernández en la batalla electoral de su momento. El jefe del danilismo, es quien más consciente está que éste no es el momento de Danilo. Que debe esperar hasta el 2012. Su lugar ahora es el partido por razones de experiencias y circunstancias.

Por las inflacionarias imposiciones de la reforma fiscal, y los efectos que inevitablemente perturbarán a la sociedad militante de pobreza, se prevé que provocará un lacerante golpe político al Gobierno. De ahí la necesidad de crear un colchón de amortiguamiento para el partido.

Una de las principales causas de la derrota del PLD en las elecciones del 2000, se debió al abandono de la dinámica organizacional y política del partido por parte de su cúpula dirigente para dedicarse al desempeño de sus cargos dentro de la estructura burocrática del gobierno desde donde podían “servir a los demás”.

Lo más importante de la salida de Danilo Medina del gobierno fue que activó el proselitismo hacia adentro y fuera del PLD. Se dinamizó el partido. Cada aspirante a la candidatura presidencial compromete lealtades internas y externas sumando adeptos hasta de otras organizaciones de la oposición. Se han adelantados en los amares, dejando a los demás partidos en la intranquilidad de la gatera. El Presidente Fernández es puntero de popularidad en todas las encuestas. Y el PLD avanza solo en todos los carriles de la pista.

Los peledeístas de la base también serán afectados por las severas medidas de la reforma fiscal. ¿Los afectados qué harán? ¿Se irán para el PRD, PRSC u otro partido? Claro que no. Se cobijarán en el paragua de las aspiraciones “actuales” de Danilo Medina. O en la sombrilla de José Tomás. Los de Jaime David con el traje de reeleccionistas ocuparán importantes posiciones en el gobierno. La estrategia evita deserciones en la organización. Reitero que los resultados de la convención interna para elegir al candidato presidencial son previsibles. Medina ha sido el primero en declarar que apoyará a quien resulte electo.

Luego de la cartelera, en los camerinos todo el mundo sale ganando. Y “quien se vaya del partido se aísla”. Quienes se flotan las manos apostando a una división del PLD en la presente coyuntura, podrían quedar decepcionados. Porque al parecer, esa organización saldrá fortalecida del vendaval de la tormenta con la articulación de una estrategia que parece ser perfecta. De no ser así, pues habrá garata con puños.

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