El Faro a Colón, contrario a su nombre, tiene las luces apagadas. Sin embargo, sus puertas se mantienen abiertas para recibir visitas de turistas y criollos. Apenas una tenue luz de dos lámparas fluorescentes iluminan cada sala, también lo hace la luz natural.

El ensanche Isabelita, donde está ubicado, sufre extensos apagones de 8:00 de la mañana a 5:00 de la tarde, el mismo horario en que el histórico museo recibe al público. Una fuente, que pidió el anonimato, informó que para mantener el museo iluminado se utiliza una planta eléctrica de emergencia de gasoil. Mientras, para las oficinas se usan inversores.

Señaló que con la salida del gobernador Mario Bonetti hay autoridades interinas que evalúan las reparaciones que deben hacerse para devolver el esplendor del museo inaugurado en 1992 durante el gobierno de Joaquín Balaguer, con una misa oficiada por el papa Juan Pablo II.