La oscuridad más costosa

La oscuridad más costosa

Si la generación y  suministro de electricidad tiene altos costos en este país, el no suministro tiene costos aún más altos y onerosos. El costo de cada kilovatio generado por los usuarios con plantas propias es muy alto, no sólo por los precios de los insumos y bajo rendimiento de las plantas, sino también porque a los mismos hay que cargar el cobro de los apagones por parte de las distribuidoras de energía.

La violación de los contratos de suministro de electricidad es de doble vía. Hay usuarios -sobre todo grandes y ricos- que no pagan electricidad, y esa es una vía. La otra es la que corresponde a las distribuidoras, que facturan por patrón de consumo y jamás devuelven o acreditan el equivalente de las horas de apagones. Ese es un componente de los costos onerosos de la oscuridad.

Un país sometido  al asedio de la oscuridad no puede pretender competitividad. La producción de electricidad por medios propios afecta la rentabilidad de las empresas y genera contaminación química y sonora. El  mercado  energético de nuestro país está basado en unas relaciones oferta/demanda nada  transparentes ni sinceras. Usuarios que toman energía sin pagar y proveedores que no descuentan las horas de apagones a los usuarios que pagan puntualmente. Sin duda es alto y oneroso el costo de la oscuridad.

Frustración inevitable

El Ministerio Público ha declarado a Sobeida Félix Morel prófuga de la Justicia, debido a que faltó al  compromiso de comparecencia periódica a la Fiscalía del Distrito Nacional, después de que fuera libertada  mediante el pago de una garantía económica de cinco millones de pesos. Es sospechosa de lavado de activos del narcotráfico y de tener vínculos cercanos con el fugitivo puertorriqueño José Figueroa Agosto que, por cierto, aún no es localizado.

Queda de manifiesto que la Justicia nuestra es ágil o lenta dependiendo del rango económico del imputado, no importa cuan grave sea el delito. También pone al desnudo que los procedimientos judiciales son rigurosos o flojos según los teneres y haberes del imputado y la fragilidad o firmeza de  la vigilancia atendiendo a los mismos parámetros. Ningún imputado de servir de  “mula” del narcotráfico logra la libertad con tanta facilidad. La nuestra es una Justicia que perdió el rasero y la venda.

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