La OTAN y el atentado a Donald Trump

La OTAN y el atentado a Donald Trump

Julio E. Diaz Sosa

El pasado sábado 13 de julio de 2024, ocurrió el primer intento de magnicidio a un presidente o expresidente estadounidense desde el fallido atentado contra el presidente Ronald Reagan el 30 de marzo de 1981. Donald Trump apenas se convirtió en el segundo candidato presidencial y expresidente en la historia de los Estados Unidos en sobrevivir a un magnicidio desde Teddy Roosevelt en 1912.

Sin pretender hacer apología del trumpismo y su líder, no es menos cierto que este último ha sido un adversario enconado del pentagonismo y el complejo militar-industrial, que, junto con sus satélites agrupados en la OTAN, llevan a cabo la guerra en Ucrania, buscando expandirse hasta las fronteras rusas con el objetivo final de cercar a ese país. Como en la vida no existen eventos casuales, el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, al igual que Donald Trump, sufrió un atentado el 15 de mayo de 2024, después de emitir fuertes declaraciones en contra de la expansión de la OTAN hacia el norte y este de Europa.

En su obra El Pentagonismo, sustituto del Imperialismo, el profesor Juan Bosch describe de forma muy atinada cómo el complejo militar-industrial estadounidense sirvió como eje central de la política exterior de los Estados Unidos. Esta estrategia político-militar fue el catalizador que ayudó a salvaguardar los intereses económicos y geopolíticos de los Estados Unidos por más de cinco décadas. Sin embargo, con la llegada al poder de Donald Trump en enero de 2017, el pentagonismo como arma política para velar por los intereses geopolíticos de los Estados Unidos estuvo por desaparecer. Una muestra de ello fueron los ataques constantes que el presidente Trump vertió hacia los organismos militares y de inteligencia de los Estados Unidos.

Durante su primera campaña electoral en 2016, el entonces candidato presidencial republicano Donald Trump cuestionaba de manera beligerante el accionar del Pentágono contra el Estado Islámico, e incluso llegó a decir de manera osada que él sabía más que los generales del Pentágono sobre ISIS o Estado Islámico. De igual manera, afirmó que los Estados Unidos tenían que formar una alianza estratégica con Rusia para destruir al Estado Islámico, hecho que ocurrió durante su primera gestión, logrando derrotar a dicho grupo terrorista bajo el esquema de dicha alianza en los territorios de Siria e Irak. Del mismo modo, Trump elogió en un sinfín de ocasiones al líder ruso Vladimir Putin, a quien definió como un hombre inteligente.

En lo concerniente a la OTAN, Trump, durante su primera administración dentro del marco de su discurso antiglobalista en lo económico y militar, llamó a los países miembros de la alianza transatlántica a contribuir con el 2 % de su PIB como establecen los estatutos, o de lo contrario, los Estados Unidos dejarían la OTAN. Sin embargo, desde el escenario geopolítico del pentagonismo y los países miembros de la OTAN, una retirada de los Estados Unidos sería el escenario ideal para Vladimir Putin y sus planes expansionistas, ya que, con un desmembramiento de la OTAN, Rusia podría restablecer sus antiguas fronteras soviéticas y recuperar la rica zona en gas natural y petróleo que es la región del Cáucaso. Es por ello que Rusia quiere evitar la integración de los antiguos satélites soviéticos a la OTAN, y si amenazan con hacerlo, los agrede militarmente como hicieron con Georgia en la región de Osetia del Sur en 2008 y Crimea en Ucrania en 2014, y Ucrania de nuevo en 2022, ya que estos países querían salir de la órbita rusa para integrarse a la OTAN y posteriormente a la Unión Europea.

Además, desde el inicio de la guerra en Ucrania el 24 de febrero de 2022, el expresidente Trump ha estado renuente a continuar con la ayuda económica y militar por parte de los Estados Unidos en caso de llegar una vez más al Despacho Oval, ya que los recursos enviados por su país a Ucrania no han sido utilizados de manera transparente. Lo poco más de US$60,000 millones que ha recibido el gobierno ucraniano no ha sido justificado. De ese mismo modo, Trump ha reiterado en varias ocasiones que, de ganar las elecciones de noviembre, le pondría fin a esa guerra que ha sido muy beneficiosa para el complejo militar-industrial de los Estados Unidos, tal como lo fue la Guerra de Vietnam. Por su oposición a dicha guerra, el presidente John F. Kennedy fue asesinado el 22 de noviembre de 1963, al igual que su presunto asesino, Lee Harvey Oswald, tal como ocurrió con el atacante del expresidente Trump, Thomas Matthew Crooks.

El pentagonismo estadounidense conoce de las intenciones imperiales de Vladimir Putin, y es por ello que harán todo lo posible para tratar de evitar que su agenda política sea desechada por una posible presidencia de Donald Trump, porque pondría en peligro el poder imperial de los Estados Unidos. Si Donald Trump no acepta las recetas del pentagonismo, se torna remota la posibilidad de que su posible administración llegue a puerto seguro, ya que amenaza el establecimiento de ese complejo político-militar-industrial de dominación planetaria y sus intereses geopolíticos. Decía el exsecretario de Estado de los Estados Unidos en la administración del presidente Dwight D. Eisenhower, John Foster Dulles: “Los Estados Unidos no tienen amigos ni enemigos, sino intereses”. Donald Trump está poniendo en riesgo esos intereses imperiales, y de no adherirse a ellos, podría terminar muy mal (como casi le ocurre el sábado pasado).

Finalmente, una propuesta de paz viable para poner fin al conflicto en Ucrania podría ser la siguiente: Rusia debe quedarse con la posesión de todos los territorios ocupados. Sin embargo, el territorio que hoy pertenece a Ucrania debe formar parte de la OTAN, pero la alianza transatlántica debe firmar un memorándum en el que se comprometa a no seguir expandiéndose, y de igual forma, dicha resolución debe ser incorporada a sus estatutos. Esta propuesta representaría un equilibrio entre ambas partes, que evitaría de manera tajante el expansionismo tanto de Occidente como de Vladimir Putin. Con la imagen erigiéndose en pie de lucha, Trump no solo representó el excepcionalismo estadounidense en su máxima expresión, sino que selló su victoria electoral del próximo 5 de noviembre. Sin embargo, esa lucha debe ser dirigida para alcanzar la paz mundial que tanto anhelan los pueblos del mundo por el bienestar de la raza humana.