La otra cara del boom gastronómico de Perú

La otra cara del boom gastronómico de Perú

LIMA. AFP. Cada día hombres y mujeres empujan carretillas, mueven ollas, sartenes y encienden fuego para preparar comida que por menos de dos dólares consumen muchos ciudadanos, una realidad distinta al boom de la gastronomía peruana que ha logrado celebridad internacional.

En Lima, una ciudad de más de ocho millones de habitantes, esta ola de carretillas y mesas es conocida como “restaurantes de los agachados”, por el costo del menú, asequible a trabajadores y estudiantes que se sientan en bancas de madera, inclinan el cuerpo y devoran la comida en plena calle, bajo la sombra de toldos o a cielo abierto.

Se trata de la alternativa popular a los exclusivos y lujosos restaurantes que han surgido en Lima en los últimos años y que han dado brillo a la gastronomía local. En ‘los agachados’ se puede comer en platos descartables los emblemáticos ceviches, tamales y anticuchos, además de los tradicionales chanfainita (bofe de res con papas), cau cau (estómago de res), arroz con pollo, frijoles, pescado frito, tallarines, papa rellena y lomo saltado. No faltan los combinados más extraños, como el ‘siete colores’, que en un solo plato reúne la mayoría de esos potajes.

 

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