Ya sabemos mucho del virus del Zika gracias a las autoridades de salud pública, científicos locales y periodistas “expertos” sin ninguna experiencia. Por eso prefiero referirme al papel desempeñado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) cuando este tipo de enfermedad “reaparece” y la forma en que muchos gobiernos manipulan sus informes.
La OMS se transformó, de organización internacional para darle respuesta a problemas sanitarios mundiales, en un organismo burocrático casi sin funciones, donde representantes políticos de los gobiernos se reúnen a almorzar, reciprocarse conferencias, discursos y propuestas vacías porque habitualmente no tienen el bagaje académico para su función, sino la militancia o preferencia de los partidos que representan. Por eso la máxima autoridad frecuentemente hace el ridículo dando declaraciones sobre algo de lo que visiblemente no está enterada y los gobiernos repiten los mismos disparates como ha ocurrido con el Zika, donde se envió un mensaje a las mujeres para que no se embaracen porque producía microcefalia y hace apenas unos días la misma OMS desautorizó esa medida y publicó un informe sobre la espera de confirmación científica sobre si la microcefalia que se asoció con la enfermedad está fielmente fundamentada en lo que es causa-efecto.
La OMS es y será incapaz de controlar enfermedades como el Zika, el dengue, la chikingunya, el cólera, etcétera, porque estas enfermedades transmisibles están íntimamente ligadas con la pobreza, siempre acompañada de poca o ninguna educación, descontrol medio-ambiental, desnutrición y enfermedades asociadas. Por eso esas “campañas de saneamiento” que realizan los gobiernos, hasta integrando la milicia, no son más que pantallazos políticos nacionales o internacionales que matan mosquitos mientras continúan ignorando la miseria.