La pagina

La pagina

Existe algo muy zen con DominicanaModa. Zen: Forma del budismo que recurre a la meditación, al control del espíritu y a técnicas dialécticas para alcanzar la iluminación. Iluminación: vestidito que tienes en tu closet olvidado (y hasta tienes que salir “juyendo” a comprar Febreze para quitarle el olor a “guardao”),  y de un pronto –combinado con accesorios y zapatos que solo bajo locura transitoria usarías juntos– en un fashion statement capaz de provocarle una depresión a la misma Alexa Chung. Además de zen, tiene poderes mágico-religiosos… hasta te cambia el caminar, e intuyes cómo pararte en las fotos para que los brazos no te salgan tan gordos como los de Jack Veneno.

El caso es que DominicanaModa 2012 arrancó el lunes, con pisadas más fuertes que las de Eva Arias en pasarela, a casa llena, fashionably late, en todo el sentido de la palabra. Leonel Lirio, y su colección Débutante nos trasladaron al Centro de Recreo, cuando las “tineyers” eran todo candor y dulzura, o sea: nada de mini falditas del tipo yo-soy-mas-sexy-que-Lady-Gaga-antes-de-engordar-y-ponerse-como-una- vaca, con 30 salidas donde predominaba el blanco, plata, nude y dorado. 

Leo Subervi orquestó la canción “teléfono a larga distancia”,  de Glenn Miller, y Maridalia Hernández arranco aplausos y suspiros con la canción Viví (J´ai vècu) de Charles Aznavour.  Por su parte Ángel Sánchez, y su colección primavera/verano “Flores satélites” apuesta por la asimetría, contraste de colores y piezas con una terminación impecable. Debo confesar que el primer día de DominicanaModa era pura poesía. Mirka Morales, divina en un vestido color morado cuya falda parecía levitar alrededor de ella, saludaba a todos con la elegancia que la caracteriza, junto a Sócrates Mckinney, quien nunca nos decepciona, y Fidel López.

Ana Thomén, quien es tan esbelta que nos hace sospechar que nunca en su vida ha probado pan de noche ni a ninguna hora, y que para ella una baguette significa la cartera de Fendi, era la mejor modelo de su línea e accesorios, mientras las fashion victims, las fotogénicas y las “fotoréxicas”,  en todo su apogeo se adueñaron de la pasarela previo a los desfiles, y como quien no quiere la cosa, casi “estolkean” a los fotógrafos –sí, eso mismo, to stalk– cual deporte nacional, y casi tuvieron que lanzar agua bendita para bajarlas del catwalk, mientras las trendsetters, sentadas en su mayoría en primera fila, accedían gentilmente cuando los fotógrafos les pedían que se levantaran para hacerles una foto. ¿Hello? ¿Alguien capta el mensaje subliminal? Gracias. El miércoles, en el desfile de Oriett Domenech, había más chic por centímetros cuadrados que corbatas de lacitos en el closet de Andrés Aybar.

La colección,  exquisita, y parafraseando a una devota confesa de la marca, muy “ponible”, quien inmediatamente admitió, “los quiero todos”, en un tono perfectamente audible hasta en Uruguay. Entre los asistentes, Francesca Robiou y Jorge Leroux, Claudia Messina, Letty Rivera, Bethania Rizek y la siempre chic Carmen Vicens, quien es tan, pero tan fina, que si en alguna ocasión volara en el mismo avión que Rania de Jordania y quisiese hacerle una maldad, podría fajarse a aplaudir cuando el vuelo aterrice, y todos jurarían que fue Rania. Previo a los desfiles, el after party de Brugal 1888 era el lugar para ver y dejarse ver.  Muy bien puestas, Michèle y Crystal Jiménez,  Claudette Lalí, el iconoclasta  José María Cabral, Jorge Brown con una chaqueta que no podrá usar en varias La Pagina mas, Mamelia Hazoury, Mimilo Jiménez y Marion Batlle, como con un tire, así como todas las tendencias y fashion statements que usted pueda imaginar. Una pasarela paralela a DominicanaModa. Lo dijo Coco Chanel: No hay moda si no baja a la calle…

Publicaciones Relacionadas

Más leídas