La Página

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Dicen que las burbujitas trasmutaron en flores. Por el porte aristocrático de ambos, el matrimonio de Robert Bonetti y Rosa Montes no solo parecía una boda de la realeza, sino que además brindaron Perrier-Jouët  Belle Epoque… sorry, Charlène Wittstock y Alberto de Mónaco, en una noche mágica que amenazó elegantemente la reserva ecológica del preciado líquido, donde el ADN de ambas familias, clase, discreción y chic, se impuso.

Luego de tan importante ponencia, que estoy segura que los hará revisar sus propósitos de fin de año, es importante que sepan que la afamada casa francesa Louis Vuitton celebró un coctel en sus instalaciones de Blue Mall, bajo el concepto de Navidad Brillante, para sus clientes más fieles. El ambiente era pura poesía, lleno de brillo, sin caer en los excesos “kardashianos”, y se repartieron amuletos de la suerte, galletas de la fortuna y regalos sorpresa, que fueron acogidos con genuino entusiasmo.  Entre los invitados, el iconoclasta Jorge Brown, la recién comprometida Deborah Karter, Sixto Incháustegui y Judy Dorrejo, Tamara del Castillo, Javier Pérez,  The Blush Sisters: Pamela y Mónica Angulo, y como un “tire”, Nelly Azar y Jacqueline Then. 

Siguiendo con nuestro recorrido, y mientras las especies migratorias se desplazan hacia La Romana, para luego de adobarse en champagne y agua de sal, seguir hasta la nieve, Brugal ofreció una fiesta en la Ciudad Colonial, inspirada en el fin del mundo (y que obviamente, si usted está leyendo esto, no se acabó) para presentar su Brugal XV Reserva Exclusiva, y reunió más gente linda que polos La Martina en el closet de Andrés Aybar.  Entre las personas con más alta tasa de gozo, Roger Rincón, Ana Lucía Rodríguez, Darío Pratts, Juan Domingo Vicente, ese mismo, el de Tapatí,  y Francisco Espinal.

Luciendo fenomenal, Jean Pierre Bassa y Leonor García, Axel Haché (¡postalita viga!), Ana Victoria León y Manuel Bancalari. Pero la actividad más comentada, de las mil y una fiestas, ha sido el Christmas Brunch de SBG, donde les grosses bouteilles de champagne, en su tamaño deuda externa, o mejor conocida como Mathusalem, fueron la bebida oficial. Según una fuente de entero crédito –que prefirió mantenerse en los cálidos brazos del anonimato–  la cancioncita de Superman que suele acompañar a estas botellas junto a las discretas patas de gallina que suelen alertar a la Nasa, se escuchó más de 200 veces. “El efecto era como el de ‘¡una ola, una ola!’, en los grandes estadios”, aseguró con la mirada febril y luego agregó “llegaba a una mesa, y el de al lado no se iba a dejar “rullir”, así que pedía otra… o sea, el tema de Superman fue el soundtrack de la velada” concluyó convencida.

Entre los asistentes, las divinas hermanas Jiménez, Crystal y Michèle, Mariano Briceño, Lucía Ferrer, Mamelia Hazoury, y en cariño total, María de Moya y Manuel Peynado, María del Mar García y Enrique Cupello. Y para finalizar, una merecida adivinanza. Aconteció  el miércoles en la tarde, en el muy de moda restaurante  que cambió de dueño (pero no de chef),  decoración, menú, y la duodécima letra del abecedario español –en repetición doble– en la segunda sílaba,  por la vigésima letra, en repetición doble, conservando la tercera vocal. (De nada, neuronas cerebrales).  Al parecer, en el santoral, ese día correspondía a Nuestra Señora del Botox, Patrona de las Frentes Lisas, porque aparentemente el baño de damas se convirtió en un consultorio de medicina estética… me atrevo a asegurar que todos preferimos burbujitas que trasmutan en flores, ¿no?

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