Ojalá llegue el momento que en la política prevalezca la racionalidad
No se trata de defender o justificar, es buscar la verdad y no dejarnos manipular y confundir.
Hay para quienes no importa lo que diga la ciencia, prefieren aceptar, como sea, lo que provenga de un presidente y su secretario de Estado patológicamente mentirosos, ya sea sobre el supuesto origen malicioso de la pandemia hasta la transparencia de las elecciones norteamericanas recientemente celebradas y sobre las que alegan fraude.
Ni para una cosa ni para la otra presentan pruebas y pasan tanto por arriba de lo que dicen sus propios científicos y funcionarios.
Cada cual elige sus “amigos” y guías ya sean espirituales o políticos pero, especialmente para estos últimos, debieran ser capaces de discernir y racionalizar. Sobre políticos comprometidos con un credo político–ideológico es más difícil racionalizar: les embarga el temor a represalias y a perder benevolencias del centro hegemónico.
Quienes me han estado leyendo por años saben que soy prudente y comedido para expresar mis pensamientos, pero no se pueden callar los principios. Si parecen “muy duros” mis calificativos sobre personajes que muchos temen, es porque no han leído ni oído lo que dicen los principales medios escritos y televisivos estadounidenses, consulten las redes sociales. El único condescendiente es Fox News y eso porque su propietario es ferviente partidario de Trump. Ni se diga de las críticas de la mayor parte de los medios internacionales.
Tan pronto China anunció un brote viral, desde el andamiaje del poder norteamericano se consideró un buen momento para montar una campaña contra el país que ven como una amenaza para el ejercicio de su poder omnímodo y en la medida que se fue expandiendo e intensificando la pandemia fue ampliándose la difusión de que se trataba de una maniobra de Beijing para consolidar su presencia mundial.
Por supuesto, los incondicionales de siempre, desde diversos océanos y mares, empezaron a replicar la vocifera estadounidense. Mirando siempre para un lado opuesto a la posición de sus científicos y cerrándole, el audio, la pareja incontenible no se detiene.
Uno y otro aducen pruebas que nunca presentan. Pompeo dijo públicamente, hace 4 meses, que “próximamente” iba a presentar pruebas de que el virus se había creado en el laboratorio de Wuhan.
Todavía las esperamos. Pretenden les crean todo ciegamente y lo lamentable y peligroso es que algunos lo hacen ya sea ingenuamente o haciéndose los “bobos” esperando ser bendecidos.
Científicos estadounidenses y de todo el mundo han certificado que el actual coronavirus es originario de la naturaleza y han descartado cualquier posibilidad efectiva de que sea producto de una manipulación genética; es producto natural. Eso está firmemente confirmado. En el plano científico no hay espacio para discutirlo.
Ahora han creado una “científica” de Hong Kong, no podía ser de otro lugar, escondida en EEUU, que desde lejos afirma, contradiciendo a la comunidad científica mundial, que ella sabe que el virus fue creado en laboratorio y “soltado” al mundo. Desmintiéndola, la OMS ha confirmado que ni la conoce ni nunca ha sido consultora de la Organización como dice.
Ojalá nos acerquemos a un momento en el que en la política internacional prevalezca la racionalidad y la verdad.