La pantomima de la JCE

La pantomima de la JCE

Una de las acepciones de la palabra “pantomima” del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) es la siguiente: “…..2.  Comedia, farsa, acción de fingir algo que no se siente”.   Esto es precisamente lo que aconteció cuando el señor Presidente de la República, doctor Leonel Fernández, el presidente del Partido Revolucionario Dominicano, ingeniero Miguel Vargas Maldonado, su eminencia reverendísima, Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, y monseñor Agripino Núñez Collado, firmaron un pacto en el cual se creaba la Gerencia Informática de la Junta Central Electoral (JCE), sin que los demás miembros de esa institución hubiese refrendado dicho compromiso.

   Los participantes concluyeron que ese pacto significaba un “triunfo de la democracia”.  A nuestro entender, esta falta de institucionalidad lo que refleja es el triunfo absoluto de un oscuro y siniestro funcionario público asalariado de nombre Franklin Frías, quien después de hacer saltar de su cargo a Miguel Ángel García como director de informática, asumió el mismo, no obstante el repudio universal de tal obcecada acción.  En un país en donde la opinión pública tiene un peso específico, este señor, si dentro de sus atributos hubiera tenido dignidad, debió haber renunciado, acción que automáticamente ponía fin al diferendo y que le hubiese salido más barato, tanto al Gobierno Dominicano, como a la JCE.  Ahora, con la creación de la Gerencia de Informática, premian al señor Frías dejándolo como miembro, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) nombrará un miembro, así como el Partido Revolucionario Dominicano (PRD).  Algo inusual, el purpurado sugirió un sobrino para formar parte del organismo.

   Por este tipo de “mejunje” es que a veces nuestro país es calificado de “República Bananera”.  ¿Cómo fue posible que a este señor Frías se le diera tanta importancia al extremo de crear una crisis nacional? La solución más práctica y expedita era que el presidente de la JCE, el doctor Roberto Rosario, procediese a la cancelación de este polémico y controvertido funcionario y se hubiese ahorrado tiempo, dinero y la parodia que siguió a continuación.

   Creemos que el doctor Eddy Olivares tuvo la actuación más sensata al oponerse al “arreglo” al que llegaron los participantes en ese compromiso inicial sujeto a la homologación de parte de la JCE, el cual tuvo el beneplácito del organismo rector.

   La JCE, organismo que al parecer no puede o no ha querido regular las actividades políticas a destiempo, ha fijado como el inicio de la campaña electoral  el día 15 de febrero.  Aparentemente, no se han percatado, o no quieren percatarse, que desde las elecciones de medio tiempo para la elección de senadores, diputados y alcaldes, el quehacer político no se ha detenido, por el contrario, no hay fines de semana o hasta días laborales, que no se encuentren los ciudadanos con una marcha, caravana de vehículos, “bandereos” en las esquinas y millares de afiches a lo largo y ancho de todas las calles, avenidas y carreteras.  La agresión visual es deprimente y los ciudadanos se preguntan ¿Cuántas obras, especialmente escuelas y clínicas se podrían edificar con esos recursos?

   Es de rigor y ahí nuestros congresistas son maestros en conjugar el verbo “declinar”, que la Ley de Partidos Políticos sea una realidad para, no sólo limitar el tiempo de campaña que debería ser como en los países civilizados alrededor de noventa días, sino también para que la JCE pueda monitorear y darle seguimiento a los recursos que ella provee a los diferentes partidos y agrupaciones políticas que tercian en las elecciones.  Ese debería ser el propósito principal del presidente de la JCE.

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