La violencia política, así como la estructural e histórica que sufren las mujeres está tan invisibilizada y normalizada que el primer esfuerzo que debe hacer un país que quiera superar esta situación es aceptar lo que está sucediendo y entender el impacto que causa sobre los derechos individuales y políticos de las mujeres.
La afirmación es de Alejandra Mora, secretaria ejecutiva de la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM), la más alta autoridad de género de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Para desterrar esa violencia, indica Mora, hay que alcanzar la paridad a la que apelan en el mundo de los derechos humanos.
Se refiere a los tres ejes de la paridad: el numérico, el del ejercicio del poder (que se permita la toma de decisiones) y la lucha por los propios derechos políticos de las mujeres. “Las mujeres somos fruto de una reivindicación histórica y estas reivindicaciones tienen una agenda poderosa, colectiva, global”.
Esa agenda prioriza la participación política, el empoderamiento económico, la violencia contra las mujeres y, a más largo plazo, los derechos sexuales y reproductivos.
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Defensor del Pueblo
Consciente de la situación de las mujeres, indica Mora, la semana pasada la Defensoría del Pueblo organizó un encuentro con los partidos políticos y mujeres líderes para visualizar la violencia política.
Al tocar el tema de la Defensoría del Pueblo, Yolanda Araceli Azuara, representante de la Secretaría General de la OEA en el país, aseguró que la entidad busca poner la agenda de género sobre la mesa.
En eso trabaja con la CIM, una entidad cuya función es hacerle recomendaciones a los estados sobre todo lo que significan los derechos de las mujeres. La comisión, dice Mora, “está constituida por las ministras de la mujer y ellas son las que generan los mandatos”.
En torno a la discriminación que sufren las mujeres, Mora destacó que tuvieron que pasar casi 200 años de vida independiente para que la capital de la República Dominicana tuviera una alcaldesa, Carolina Mejía. También se pregunta por qué aquí no existe un gabinete paritario.
Definiendo el concepto de violencia política, Mora señala que se da cuando se obstaculiza que las mujeres alcancen las posiciones, se les interpela o cuestionan las capacidades o el liderazgo y se desnaturalizan las discusiones para llevarlas al plano personal en lugar de hablar de las ideas. Otras dificultades que enfrentan las mujeres es que no les asignan funciones o les boicotean el trabajo.
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“La región está migrando para tener instrumentos jurídicos para poder regular esta forma de violencia que al igual que la violencia doméstica, que tenemos más reconocida, es otro ropaje que sucede en el mundo de lo público”.
Retrocesos de la pandemia
Mora asegura que todas las crisis traen retrocesos. En el caso de la pandemia, lamenta, impactó los derechos de las mujeres, profundizó las brechas existentes y trajo retrocesos. Asegurando que las más impactadas con la crisis del covid han sido las mujeres, Mora afirma que los problemas del acceso al trabajo, el pago remunerado y la informalidad se agravaron al regresar al hogar.
Ese retorno al hogar significó que muchas mujeres se dedicaran a la educación de los hijos y al cuidado de los mayores. Además provocó que muchas se quedaran fuera del mercado laboral y no pudieran volver porque, en medio de la recuperación económica, ya no existen las mismas condiciones de antes.
Violencia política tiene efectos
Una mirada femenina
No es lo mismo llegar que quedarse”, dice Mora explicando que muchas mujeres alcanzan los puestos políticos importantes pero luego tienen que salir de los espacios porque los hombres se quedan peleándolos y, además, ejercen una suerte de violencia política que ha venido a menoscabar los derechos políticos de las mujeres.
El fenómeno está existiendo en el país, manifiesta Mora, y se está investigando en la región porque es un asunto vital para la democracia.
“Si las mujeres no estamos ahí, la calidad de la democracia va a seguir siendo una mirada que no tiene la integralidad y que no tiene nuestra agenda”.
¿Cuál es la importancia de que la agenda de las mujeres esté presente? Mora se remonta a la Covid-19, una pandemia en la que las medidas se han tomado desde el imaginario de los hombres. En ese sentido, sostiene, se ha ignorado el tema de los cuidados, que es una urgencia y una necesidad.
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Otro aspecto que se ha hecho latente es en torno a la violencia física que han sufrido las mujeres al quedarse dentro de la casa. “Ha sido una tragedia”, lamentó.
Defender los derechos
Aunque mujeres llegan a posiciones de poder, no defienden los derechos de las mujeres. Mora explica que eso sucede porque los mecanismos de socialización y de estructuración de la sociedad, que radican en la cultura, los medios de comunicación y la escuela nos construyen con ciertos mecanismos e identidades en los que entendemos que los referentes del mundo son los hombres.
“Ser socializada como mujer no significa necesariamente que no estés en esta cultura, digamos, de predominio de lo masculino”.
Por ello, sostiene Mora, las mujeres necesitan herramientas para que desnaturalicen lo que ha venido pasando, entiendan que otro mundo es posible y que esa transformación tiene que estar liderado por las mujeres. “Eso es muy importante”, sostiene.
El que este tipo de mujeres lleguen a los puestos claves, a pesar de que tengan un pensamiento un poco masculino sobre la percepción del mundo o no sean unas abanderadas de las mujeres, es a juicio de Mora muy relevante: “cambia la foto; ya tú hija, cuando la mire, va a decir: yo puedo llegar ahí”.
Pero las mujeres que llegan, resalta Mora, también tienen que tener muy claro que son herederas de una estafeta centenaria, de la lucha de miles de mujeres. “Muchas perdieron su vida defendiendo los derechos políticos de las mujeres”.
Respecto a los derechos de las mujeres de la región, Mora recuerda que Uruguay fue el primer país que trajo la discusión del derecho al voto de las mujeres, algo que logró en el año 1927.
“En los años 30, 40 y 50 fue la efervescencia del derecho al voto. Fue un punto de inflexión donde nos dejaran votar y lo que pasó después es que terminamos votando por los hombres. Logramos la reivindicación de ciudadanía y terminamos votando por los hombres”.
Hoy por hoy la lucha ha cambiado. De lo que se trata es de que las mujeres también puedan ser elegidas y puedan tomar decisiones. “Esta toma de decisiones tiene una ética política de entender que somos fruto de una reivindicación histórica de las mujeres”, argumenta Mora.
Preocupación histórica
Para organizaciones como la OEA es una preocupación histórica que haya anti-derechos y que éstos se apropien de los espacios porque llevan sus discursos de manera populista a las personas y, además, hay una profunda desinformación en esto. “Esto se ha profundizado con la crisis de la pandemia”, lamentó Mora.
Esto sucede porque los abanderados de los discursos anti-derechos se aprovechan de las circunstancias que rodean la crisis, es decir del miedo y del hambre, para poder colocar sus agendas. “Eso tiene que ser una preocupación, hablando de las iniciativas que tiene la Defensoría del Pueblo, me parece que es un elemento importantísimo en la agenda de la Defensoría”, resalta.
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Al hablar de las agendas de las mujeres, Mora afirma que hay algunas que son más complicadas que otras. La que están defendiendo ahora, el lograr que las mujeres lleguen y se mantengan en el poder, sostiene, es bastante complicada.
“Trastoca lo que es la complejidad del poder, es el núcleo duro del poder y por eso la gran cantidad de resistencias a que las mujeres estemos ahí y llevemos nuestras agendas”, agrega finalmente Mora, quien afirma que todos los derechos están interconectados y que unos empujan a los otros.
Destacados
- La violencia contra las mujeres está invisibilizada y naturalizada
- Democracia pierde sin participación de mujeres en la toma de decisiones
- La pandemia profundizó las brechas existentes, aseguró Mora
- La agenda de las mujeres en el poder es dura: hay mucha resistencia
Frases y Cifras
Alejandra Mora, Secretaria ejecutiva Comisión Interamericana de Mujeres:
» Muchas mujeres llegan y tienen que salir de los espacios”.
«Para la OEA es una preocupación histórica tema de los anti-derechos”.
«Nosotras hemos generado una ley modelo de cuidados”.
Yolanda Araceli Azuara, Representante de la OEA en República Dominicana:
«El Defensor trabaja para poner la agenda de género sobre la mesa”.
15 Millones a la casa
Más de quince millones de trabajadoras domésticas perdieron su trabajo, sin ningún derecho, durante la pandemia. Al hablar al respecto, Mora explica que la pandemia profundizó las brechas que antes existían
2 Presidentas en región
Mora señala que es una preocupación que solo haya dos presidentas en la región: Xiomara Castro, de Honduras; y Sandra Mason, de Barbados. Dice gran reto de las mujeres no es llegar, sino quedarse en los espacios políticos.