La partida de Marcio Veloz M.

La partida de Marcio Veloz M.

Elevado y multidimensional intelectual, el poeta, crítico literario, ensayista, antropólogo, arqueólogo, y fundamentalmente narrador, Marcio Veloz Maggiolo, sume en duelo a la nación dominicana al fallecer el sábado pasado, dejando en herencia obras enriquecedoras del patrimonio cultural.

Su pluma reflejó con profundidad y singulares matices la condición humana usando un lenguaje universal a partir de sus vivencias y estudios en la tierra que le vio nacer y de la que fue testigo excepcional de hechos y expositor ante la historia. Trabajador incansable que cosechó reconocimientos sobre diversos aspectos de una dilatada carrera incluyendo el Premio Nacional de Literatura otorgado en 1996.

Sus frutos de escritor prolífico permanecerán en la cima reservada para los autores de mayores aportes. El inextinguible homenaje al que se hizo acreedor.

Además, deja impresas las huellas de brillante servidor público en las áreas de su competencia como hombre de letras de relieve y catedrático universitario, meritorio como articulista y editor en diarios y revistas.

Sus textos traspasaron fronteras idiomáticas y los hallazgos arqueológicos por él logrados contribuyeron con excelencia a un mejor conocimiento para el país y el mundo de importantes etapas del pasado. La sociedad se inclina reverente ante uno de sus mejores exponentes literarios, acompañando en su triste momento a familiares y a círculos impactados por su partida.

Cerrar paso a lo barato

El auge mortal de bebidas alcohólicas clandestinas guarda relación, probablemente, con los precios de las que son reguladas y seguras, sometidas, como es justo y razonable, a la fiscalidad.

Ante tan nefasta alternativa para eludir costos, lo único que procede es librar a consumidores de tentaciones por lo prohibido. Queda la trágica lección de que nadie debe exponerse a morir solo por abaratar vicios.

Es usual y correcto que los Estados penalicen con tributos la ingesta de sustancias espirituosas y la costumbre de fumar para restar estímulos a tales usos y para disponer de recursos que conjuren los males que derivan a la sociedad, incluyendo el gasto público en hospitales.

Inadmisible es, y debe ser combatido con fuerza, el que en patios y traspatios prolifere la producción oculta de destilados y mezclados asesinos.

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