La partida de un fiel amigo

La partida de un fiel amigo

Luis Scheker Ortiz

Un día como hoy, 19 de enero del 2016, falleció mi caro amigo Hamlet Alberto Hermann Pérez, mejor conocido por todos como Hamlet Hermann y por mi como HH.

Su muerte causada por un infarto agudo de miocardio mientras conducía su vehículo por la George Washington, siendo trasladado a la Clínica Dominico-Cubana, donde expiró. La noticia me la dio su hijo mayor Eddy Hermann Morera, no dándome tiempo para despedirlo.

Una breve biografía de Hamlet nos dice: ingeniero civil, catedrático y funcionario de la UASD, creador y director de AMET, escritor prolífero, lector infatigable, combatiente en la guerra civil de abril de 1965 y uno de los dos sobrevivientes de la expedición comandada por su líder coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó contra el régimen represivo de Joaquín Balaguer.

De una inteligencia prodigiosa y un temperamento tenaz, HH fue un hombre carismático, integro y honesto a carta cabal, sin temores, con una amplia visión de todo lo concerniente a su deber de ciudadano y funcionario público al servicio del bienestar y progreso de su pueblo.

Tuve el honor de forjar con él una íntima y estrecha amistad, el privilegio de ser, en ocasiones, en momentos difíciles de su vida, su confidente y consejero, gozando de su amistad, frecuentando su casa y compartiendo en aquellos días las tertulias sabatinas de la Librería Trinitaria de Doña Virtudes.

Sentimientos y criterios afines nos hermanaban igual en la política, el deporte, lo artístico y cultural, siendo su vida productiva consecuente con los principios de la moral y la ética y particularmente un patriota cabal y un padre amoroso, ejemplar, pletórico de ideales, antimperialista por antonomasia y un magnífico anfitrión que le gustaba tener abierta su casa.

El padre José Luis Sáez, S.J, al prologar uno de sus libros decía: “Siempre se teme al hombre de principios”. ¡Si, pero también se le admira! Ahora, con permiso de mis lectores, quiero compartir un sano deseo que siempre acaricie.

El pasado domingo 16 de enero, de regreso de Jarabacoa a la capital, nos detuvimos en el cementerio de la Vega para cumplir con nuestros familiares difuntos; y cuál fue la enorme y grata sorpresa cuando, a su entrada, pudimos contemplar en el panteón donde descansan los restos mortales del insigne profesor Juan Bosch Gaviño, presidente de la República, hondear sola, solemnemente, la bandera tricolor dominicana honrando su memoria, siendo desplazada del sacro lugar la impropia bandera del PLD que nunca debió ocupar ese espacio sagrado.

Loor al presidente de la República Juan Bosch. Felicitaciones al Ayuntamiento de la Vega Real por esa atinada decisión.