La Pasión de Cristo

La Pasión de Cristo

Gracias Jesús por tu inmenso amor al morir por mis pecados en la cruz”. Probablemente, esta sea la expresión de muchas personas al salir de las salas de cine después de ver La Pasión de Cristo, la película que narra los sufrimientos de Jesús durante sus últimas doce horas de vida, antes de la crucifixión. Pero también, tal vez hayan otras personas que no sientan lo mismo. Todo depende de la actitud con que la hayan visto.

Un profundo agradecimiento al Creador y una mayor conciencia de lo que significa la cita bíblica “Porque de tal manera amó Dios al mundo que entregó a su hijo Jesucristo para que todo el que en El crea no se pierda, más tenga vida eterna” es el sabor que nos ha dejado esta controversial película dirigida por el actor y cineasta Mel Gibson, quien junto a un excelente staff de actores, encabezados por James Caviezel, interpretando a Jesús, ofrecen al expectador un despliegue de desgarradoras imágenes que podrían tocar muchos corazones.

El elenco de La Pasión es fabuloso. Los rostros de los actores nos transportan a la época y las circunstancias tan humanas en que actuaron.

La música es una combinación de sonidos medievales y cantos hebreos, que permite que el drama visual se despliegue ante uno.

La filmación de la película fue en los idiomas arameo y latín, lenguas que se presupone hablaban en la época. Es por esta razón que la misma tiene subtítulos, pero en vez de aburrir, estos dialectos, ya en desuso, potencian el filme, haciéndolo más real y creíble.

Tal como narran los Evangelios en la Biblia, vemos como Jesús acepta voluntariamente vivir la pasión que lo llevará a protagonizar una gran tortura física, y a cargar una pesada cruz que El mismo abraza con amor.

El filme es una secuencia de hechos tomados de los evangelios de Juan, Lucas, Mateo y Marcos, que narran su agonía la noche anterior a su muerte, en el Huerto de Getsemaní; así como cuando Judas, uno de sus doce discípulos, lo traiciona, el Sanedrín lo acusa injustamente, los discípulos acobardados lo dejan solo, Pedro lo niega tres veces, Herodes se burla de El cuando dice que es el hijo de Dios, Pilatos se lava las manos irresponsablemente por cuidar y proteger el poder político que le ha dado el César y teme perder su autoridad ante un pueblo manipulado por los jefes de los sacerdotes fariseos, y los soldados romanos lo humillan, torturan y maltratan sin misericordia, llevándolo a la muerte en la cruz. Y todo eso bajo el supuesto de que lo que Jesús decía era una blasfemia.

La intensidad de cada una de las escenas es verdaderamente dramática. La tortura física y el sufrimiento de Jesús es realmente desgarrador. Ya en la cruz, La Pasión presenta a un Jesúcristo al que le hicieron heridas en las palmas de las manos al clavarle los clavos para sujetarlo. ¿Por qué en las manos y no en las muñecas? Porque a lo largo de la historia, los santos que recibieron los estigmas del Señor, los presentaron también en las manos, por lo que resulta más probable que así haya sido.

Al cuestionarle acerca de las imputaciones de antisemitismo del filme, Mel Gibson comenta que “La Pasión es una película hecha para inspirar, no para ofender. Mi intención al llevarla a la pantalla es crear una obra de arte que quede y motive la reflexión en las audiencias de distintos credos o de ninguno, a los que la historia les es familiar. Ésta es una película sobre fe, esperanza, amor y perdón, tan necesarios en estos tiempos turbulentos”.

Gibson, de religión católica, confiesa lo siguiente: “Descubrí que para sanar las heridas de mi vida debía observar las heridas de Cristo y por ende la Pasión. Esto me generó mucha curiosidad y empecé a leer mucho sobre el tema por doce años hasta que llegó un punto en el que dije “tengo que poner esto en una película”, porque creo que es nuestro deber profesar, enseñar y dejar que Cristo hable en nuestras vidas según nuestro propio quehacer. Yo no soy un predicador, no soy un sacerdote, ni nada por el estilo, pero soy un cineasta. Sentí que podía decir algo en la pantalla con esta historia, que es un aspecto de la historia de Jesús, su Pasión. Había una imagen muy clara en mi cabeza de adónde quería llegar”.

Asegura que ciertamente, La Pasión de Cristo no es una película fácil de ver, es difícil, porque también la Pasión fue difícil. “Creo haber cumplido con todo lo que tenía que hacer. Y aunque sólo sean cinco las personas que vayan a verla y hace algo por ellas, entonces valió la pena”, asegura.

En la entrega de Jesucristo se expresa el amor a través del sufrimiento. El amor que sufre. La Pasión de Jesús puede acercarnos a la experiencia de su amor hacia nosotros y puede aumentar nuestra fe, ya que la esencia de estos 120 minutos de celuloide son mucho más que un arte, que una muestra de cine bien realizado, es por encima de todas las críticas, un intento por llegar al corazón de las personas para lograr una auténtica conversión desde lo más profundo de nuestro ser.

En esta Semana Santa, que es tiempo de cuaresma, tiempo de adviento, es bueno que reflexionemos acerca de nuestra misión en la vida y nuestra responsabilidad como hijos de Dios, que ya es un gran honor, privilegio que debemos honrar con una vida de amor en todo lo que hacemos, en todas nuestras relaciones y obediencia cada día, porque a final de cuentas, El mismo Jesús nos lo mandó: “Amense unos a otros como yo les los he amado”.

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