La pasión de Cristo según Mel Gibson

La pasión de Cristo según Mel Gibson

[b]Iniciación religiosa conforme a las normas del morbo “Teológico” de Hollywood[/b]

Antes de expresar mis ideas y reflexiones sobre esta película, quiero dejar en claro algunos puntos necesarios, ante esta avalancha de “espectadores” masivos, típicos de piedad religiosa fílmica, de Semana Santa o Semana Mayor.

Una vez era católico, había sido conquistado a dicha religión por un inolvidable viejo amor, yo venía de los coros episcopales y de ver la vida cotidiana de los curas que se casaban con mujeres, o eran homosexuales, a discresión de un pueblo provincial bendecido por el yodo y la vista del mar, (como en un espejo, para justamente parafrasear y recordar una película religiosa de Ingmar Bergman). Me refiero a San Pedro de Macorís, tierra natal condenada a mejor suerte y la más bella añoranza.

Eran los tiempos de amar a Juan XXIII, abuelito de sueños descalzo por el aggiornamento, el Conciliio Vaticano II y otras esperanzas -Camilo Torres y Helder Dom Camara, me producen caros recuerdos- sociales tronchadas por los sectores ultraconservadores de la Iglesia Católica Romana en América Latina, porque os recuerdo que la Iglesia Anglicana es Católica pero no Romana, fundada por Enrique VIII para asuntos matrimoniales y hoy en problemas de fraccionamiento por el ordenamiento de un obispo Gay en una diócesis en Estados Unidos, me refiero a Gene Robinson.

[b]Con ello quiero significar, que yo he tenido mis razones de fe confesionales, mi visión de la religión como sistema espiritual. [/b]

La expresión “Trampas de la fe” es el título de un excelente libro sobre Sor Juana Inés de la Cruz de Octavio Paz, escrito en 1984. Creo como el brillante escritor mexicano que la fe tiene trampas y al mismo tiempo es lo más personal que tenemos en el interior de nuestras vidas.

La religión tiene múltiples formas individuales de ser vivida, de modo pues, que en esta nota crítica sobre la Pasión de Cristo, Según Mel Gibson, me limito a dar mi visión interior y al mismo tiempo hago acopio de mi eterna visión del cine religioso, porque para información de los no informados: desde que el cine nació hay una historia del cine religioso, que necesariamente, no tiene que ser el cine típico del consumo masivo de Semana Santa, un cine que tenía sus códigos de consumo y siempre estuvo dirigido a un público de confesión Católica…

Se debe recordar que la época de la censura fílmica católica ( típica de las épocas oscuras de esta confesión al enfrentarse al cine como medio de masas, satanizado como expresión artística ) felizmente están superadas, periodicos como el Fide y otras guías morales para abordar al cine, repito, felizmente la Iglesia Católica hoy esos fenómenos los aborda con una visión ecuménica digna de tener encuenta: los premios cinematográficos al cine con valores humanos, de la antigua y desaparecida Oficina Católica Internacional de cine (OCIC), hoy convertida en SIGNIS, así lo pueden confirmar.

A partir de estas premisas y con la libertad de conciencia que debe caracterizar y animar todo debate de temática religiosa, expreso mis ideas sobre la Pasión de Cristo, según Mel Gibson.

[b]1.- LA PASION SEGUN MEL GIBSON Y EL CINE RELIGIOSO DE HOLLYWOOD: UNA APUESTA A LA FE DE LOS MIEDOSOS O LA CULPABILIDAD DEL YESO HECHA CARNE DE HOLLYWOOD.[/b]

Los que estamos acostumbrados a ver cine religioso, no por el obligado motivo de la Semana Santa, sabemos que este cine existe desde que el cine nació en 1895, en París…

Cabe decir, que el tema religioso como tema de audiencias masivas fue uno de los grandes rubros históricos del cine de Hollywood, Metro G. Mayer, T. Century Fox, Columbia Picture o incluso la originalmente independiente United Artist, Artistas Unidos, fundada por Charles Chaplin, Mary Pickford entre otros.

Las películas de Hollywood nunca hicieron diferencia, desde el punto de vista biográfico, sobre el Cristo que ellos dibujaban, acartonado y lacrimoso, y el Cristo de ideas utópicas, cuyo discurso no podía ser entendido ni por los representantes del imperio Romano ni por los representantes religiosos del pueblo judío, sometido al viejo imperio.

Sería ahora una tarea prolífica en esta parte del texto, historiar al respecto, pero hago constar que el cine religioso no es una moda piadosa impuesta por Hollywood cada año, con películas adaptadas al consumo masivo del culto popular que los españoles desde hace añales han llamado: Cine de romanos, idea que Joaquin Sabina recoge en una de sus canciones.

Claro, cuando los españoles han clasificado estos dramones de Semana Santa ( incluidos los huerfanitos de las proscesiones de las películas de Federico Fellini ) como películas de romanos, subyace en esta idea el imaginario mundial: es un cine de azotes, sangre y coronas de espinas, bullicio plebeyo, mientras el Nazareno hace su Viacrucis y alguna actriz de ojos claros cristalinos, mira con huellas de llanto sacro el trágico desfile.

Hubo un cine de Hollywood de gran producción, que recuerda nombres como Cecil B. DeMille, ( Rey de Reyes, 1927, versión silente, luego remake, nueva version de Nicholas Ray en 1961 ), los Diez Mandamientos, cuya primera versión en blanco y negro de 1923, pocos conocen; en cambio fue muy famosa la versión en technicolor del mismo DeMille del 57 y en 1972, si la memoria no me traiciona, se hizo una versión en 70 milímetros.

Como era natural, Charlton Heston, Yul Brynner, Yvonne de Carlo y Edward. G. Robinson, eran las estrellas de aquella nueva versión, entre otros.

“La gran historia, jamás contada” de George Steven, 1965/1966, pretendió, aun siendo financiada por la Metro, diferenciarse de otras biografías de Cristo, con la novedad de un apostol negro, cuyo rol hizo Sidney Poitier, el intentó fue válido y bien recibido.

[b]2.- EVANGELIO SEGUN SAN MATEO: SOLIDARIDAD, GRAN MEMORIA Y RESPETO, PARA PIER PAOLO PASOLINI, IN MEMORIAM. [/b]

Pier Paolo Pasolini, intelectual, director de cine, poeta, escritor, guionista, asesinado por blasfemo en su Roma adorada, dio una gran lección con Evangelio según Mateo (1964, Il Vangelo Secondo Mateo), un Cristo popular entre el marxismo cristiano y la utopía de las grandes reivindicaciones sociales de los años 60.

Habrá que recordar que esta película fue dedicada al ilustre Papa Juan XXIII, nada más y nada menos, que de parte de uno de los intelectuales calificado como un ateo confeso, pero digo yo que sin confusión, porque no hay peor cosa que ser ateo confuso y confeso.

Pier Paolo Pasolini hizo una versión en blanco y negro de la misma pasión (sin Benny Moré como actor) haciendo alardes una fabulosa estética fílmica todavía recordada con cariño y nostalgia: porque el Evangelio según Mateo, en su momento fue una brillante demostración de que para hacer un cine religioso no era necesaria una producción de millones de dólares y grandes estrellas, Pier Paolo lo hizo con actores populares, entre ellos su madre Sussana Pasolini, que hacia de María vieja.

[b]3.- LEJANIA DE LA PASIÓN DE GIBSON DEL BUEN CINE RELIGIOSO[/b]

Cuando uno ha visto buen cine religioso y ve esta vaina, cuando uno sabe que la fe es un gran acto humano y confesional, individual, personal, de interioridades reflexivas, animada con vocación de humanidad, entre errores y virtudes, entre deseos de conocimiento, y vacío existencial en búsqueda, estoy plenamente seguro que esta película no puede dejar satisfecho a nadie que al cabo de sus años, haya entendido que la fe es un acto confesional que nada tiene que ver con el sadomasoquismo sanguinoliento al servicio del morbo popular iletrado (cuya noción de piedad ha sido aprendida en el yeso actoral de nuestras iglesias católicas), puede tomarse en serio esta película cuya finalidad, es claro por su forma de montaje y factura fílmica, es recurrir al morbo popular del imaginario sobre el Cristo mítico no imaginado con cabeza propia, sino el que propone y ha propuesto siempre el cine de Hollywood.

La fórmula Gibson no está lejos de estas mismas proposiciones, lo que pasa es que está adecuada a un lenguaje técnico de los “efectos técnicos experimentados” que vividos por un público popular globalizado, han creado un código de lo que es hoy el “lenguage fílmico” del cine de masas en el mundo entero.

(Las sagas del Señor de los Anillos, Harry Porter, Matrix y otros filmes íconos en la creación de la adicción a ese mundo de las tecnologías del cine, donde los efectos técnicos tienen un valor de cultos en sí mismos)

Así las cosas, La Pasión de Cristo de Mel Gibson, o lo que es lo mismo La Pasión según Mel, para sus amigos, nos sumerge a un bombardeo de plasma que sospecho ya debe tener título para la saga (es decir la próxima película), que pudiera ser francaente hablando : “La Pasión con Piscina de Sangre y anótese para la transfusión, si es Cristiano”…

[b]4.- EL MILAGROSO YESO DE NUESTRAS IGLESIAS BAJO LA LUMBRE DE LO “SAGRADO”. [/b]

La película es efectista, apela al miedo como pieza fundamental para “entender” esta historia cuyo imaginario universal tiene más de 2000 años…

Mel Gibson, que no es pendejo, lo vio clarito: hizo una película popular para la creencia basada en la imaginería de la fe del yeso de nuestras iglesias de católicas.

El santo de yeso en la oscuridad de velas y velones, tiene un valor simbólico en los templos de esta religión, la masa pobre que consume estos símbolos en sus angustías, tiene en estos muñecos una guía para su consuelo espiritual y la sangre mártir modelada en los yesos, con toda la sagrada representavidad que la religiosidad popular católica significa, tiene en estos símbolos, un referente sicológico de creencia…

Eric From, que estudió bien la comunidad cristiana primitiva, nos sirve de guia para entender bien la estricta relación entre Consuelo interior /Pobreza /Religiosidad popular.

Para los pobres en su desamparo, la imaginería de la religión representada tal como la conocemos, es la búsqueda de un recodo ante la bestialidad implacable de lo social en el mundo terrenal, la mirada apagada de un santo, la fe de capilla y obediencia, representa mucho en su mortificación de la vida diaria.

Para ellos está hecha esta película de Mel Gibson, para ellos también estan hecho los santos de yeso, donde han depositado en los andamios de su fe eterna, todo el futuro de sus esperanzas, ello explica los fenómenos y “milagros” de los santos de yesos, que sudan y padecen por los pecadores, porque la pobreza solo tiene o el camino de rebelión en conciencia, o el tranquilo reflexionar de reclinatorio con aroma a palabras de adormecimiento (a veces cómplice con el poder cuando les ha convenido, otras veces en contra, cuando no le conviene, como es el caso actual) y la mirada turbia que de la lumbre de la vela, dirige el santo para inspirar piedad y pedir respeto silente a su santidad de modelo escultórico.

A esa fe cuarteda de yeso hace alusión el sadomasoquismo religioso de esta orgía de sangre interminable, que casi nos mueve a pedir que paren la película para ponerle parches de curita a la pantalla del cine. A propósito del yeso:

Me refiero a estos modelos de santos de yeso, hechos entre otros en España, por ejemplo, por un escultor murciano llamado Francisco Salcillo, que vivió de hacer santos de yeso toda su vida y llegó a decir, al final de sus años: “Mire usted, he hecho tantos santos que cuando los santos me hablan, no puedo más que invitarles, de buena ley, a un cubata de Bifiter (Beefeater)”.

Pues bien, la película de Mel Gibson, La Pasión segun Mel, viene a reforzar un poco este imaginario del folclore mundial religioso católico.

El pretendido realismo trágico y sádico (un Cristo convertido en una carne de alboniga preparada para hamburguesa : ¿nueva forma de ostia?) para los usos populares reconfirma en pantalla grande y con recursos técnicos “creibles” esa misma idea de un martiriologio que no es el mejor mecanismo sincero para un proselistismo de la fe.

La desmesura del plasma explica la estructura fílmica de la película, cuyo eje permanente es el látigo y la sangre y en ocasiones flash back de la historia no sangrienta de Cristo.

El uso de los recursos subliminales de un montaje paralelo, ameritan otro artículo, termino de este modo :

Me he visto ante una película que me recordó mis miedos sobre el sadismo religioso, que muchas veces en nombre de la “mejor fe”, nos vendieron como religión o creencia posible.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas