La pasión por la energía hidroeléctrica

La pasión por la energía hidroeléctrica

Después que a finales de la primera mitad del siglo XX se instalara una pequeña hidroeléctrica en el río Inoa, en las cercanías de San José de las Matas, y ya en 1950 se aprovecharon las aguas del río Jimenoa en las cercanías de su salto, para generar ocho mil kilos, la ingeniería dominicana ha tenido pasión por el aprovechamiento energético de los ríos. 

  El primer intento serio del gobierno dominicano, para aprovechar la energía potencial de los ríos, ocurrió al contratar los estudios para aprovechar  las aguas del río Nizao con fines múltiples de traer agua a la capital, riego para Baní y conseguir una producción energética de 54 mil kilos, lo cual se materializó para 1975 con la entrada en servicio de la presa de Valdesia, que todavía no enviaba agua para la capital.  Sin embargo, el primer proyecto hidroeléctrico  moderno se le dio  inicio a finales de 1961, después de la muerte de Trujillo, que el presidente de entonces,  el doctor Joaquín Balaguer,  autorizó el inicio del proyecto del río Las Damas en Duvergé, para aprovechar las aguas de un pequeño río de montaña que produciría siete mil quinientos kilos, cuya construcción en manos de una empresa nacional, la Cocimar, entraría en servicio en 1967.

La pasión y empeños del doctor Balaguer por los proyectos  hidroeléctricos, arrancaría con todas sus fuerzas al ser electo presidente constitucional en 1966. Al poco tiempo se les dio inicio a las presas de Tavera y Valdesia, y que en  1973 la primera estaría generando 96 mil kilos,  proyecto que por su magnitud constituyó un icono para la ingeniería dominicana.

La pasión por  las hidroeléctricas deldoctor Balaguer no se frenó y dio inicio a   la presa de Sabaneta para fines de riego y la energía  era tan solo  de seis mil kilos, la de Sabana Yegua, con su majestuoso embalse de 600 millones de metros cúbicos de agua almacenada para producir  13 mil kilos, entraría en servicio en 1980 y la de Rincón en 1978. La presa de Hatillo entraría en operación en 1984 con su hiper embalse  bajo las administraciones del PRD.

Al retornar al poder en 1986, el doctor Balaguer reanudó su programa de grandes presas, culminando con las de Jigüey y Aguacate y los estudios finales de las presas de Monción y la de río Blanco en Bonao, lo cual dejaba a los ríos casi sin proyectos de envergadura de aprovechamiento energético  por los pequeños caudales disponibles.

Sin embargo, esa pasión por las presas han continuado con la ejecución de proyectos anti-económicos, que en los pasados tres años sembraron a pequeños arroyos con 800 millones de dólares  en Pinalito y Palomino de una supuesta generación de energía de 130 megavatios y de dudoso retorno económico,  ya que el volumen embalsado apenas daría para que las turbinas  se muevan  por no más de tres horas diarias en los 54 mil kilos de la primera y 80 mil kilos en la segunda. .

Todavía existen proyectos de presas de apreciable rentabilidad, como sería Monte Grande en el Yaque del Sur, la de Alto Yuna en Bonao y el megaproyecto  de Manabao-Tavera Bejucal. El proyecto  de Las Placetas  es similar  al de Palomino y su rentabilidad, por su elevado costo, queda encasillado en las inversiones anti-económicas, que los gobiernos del siglo XXI han llevado a cabo en asunto de presas con elevados  beneficios colaterales. 

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