La Paz, una ciudad sitiada donde se acentúa el desabastecimiento

La Paz, una ciudad sitiada donde se acentúa el desabastecimiento

Por Roberto Cortijo
LA PAZ, Jun 6 (AFP) – La Paz, sede del gobierno boliviano, vivía una crisis profunda, con sus accesos cortados y una situación de escasez de combustible y desabastecimiento de alimentos, mientras una guerra de rumores recorre la ciudad sobre un eventual golpe de Estado y cortes de agua y de otros servicios.

   Bolivia está paralizada con bloqueos en 70 puntos del país, que impiden el paso regular de camiones con alimentos, combustible y vehículos de pasajeros, un drama que repercute con particular fuerza en La Paz, donde los síntomas de desabastecimiento y escasez empiezan a ser severos en esta ciudad de un poco más de un millón de habitantes.

   Los centros de poder están bien resguardados por la Policía pero el resto de la ciudad parece una tierra de nadie ante la notoria ausencia de autoridad para evitar el cierre de las vías.

   Ya se ven claramente las secuelas de la falta de abastecimiento de combustibles y de alimentos. Todavía existe transporte urbano -con muchas limitaciones- pero los choferes, que acataron entre jueves y viernes pasados un paro de 48 horas discuten la posibilidad de un paro indefinido en favor, como el resto de manifestantes, de la nacionalización de los hidrocarburos.

   Por lo demás, la mayoría de los surtidores de combustible ya no tiene gasolina ni diesel como consecuencia de los bloqueos, informó la Asociación de Surtidores (Asosur).

   En materia alimentaria también se ven las secuelas de la crisis. «No hay pan», rezan los carteles de algunas panaderías, cuyos dueños aseguran que la harina y el combustible subieron en más del 300%, mientras las amas de casa recorren las calles en busca del gas que escasea, una ironía en un país con unos 50 trillones de pies cúbicos de ese recurso.han visto duplicar su valor

   El valor de otros alimentos, como el pollo y la carne vacuna, se duplicó, mientras que los mercados están semivacíos, casi sin clientes -por el alza drástica de los precios- y sin suministros.

   La degradación es total. Algunas empresas intentan seguir su vida normal pero un ejemplo de cómo afecta la crisis se ve en la entidad recolectora de basura de La Paz, que anunció este lunes que sólo hay combustible hasta el martes y que desde el miércoles no habrá servicio.

   La falta de seguridad es otro factor temible en la sede de gobierno boliviana, donde la fuerza pública ha obligado a la conformación de comités barriales de defensa para evitar que los manifestantes puedan provocar desmanes o intenten saquear negocios o domicilios.

   En la zona sur de La Paz, unos 400 vecinos se reunieron el domingo en el atrio de la iglesia de San Miguel y acordaron organizarse en comités para vigilar las 24 horas del día y estar preparado ante un eventual ataque de los manifestantes.

   «No vamos a emplear armas de fuego, pero sí vamos a estar preparados si quieren destruir nuestras casas», dijo uno de los dirigentes, que prefirió no ser identificado.

   El Comité de Vecinos de la zona Sur también pidió a los hombres no asistir a sus trabajos para poder defender sus lugares de residencia.

   La zozobra es total y cada anuncio genera una incertidumbre mayor que la anterior. Algunos medios se hacen eco de los rumores de golpe de Estado, la gente comenta que el agua será cortada en cualquier momento, todos hablan de la necesidad de aprovisionarse por si la crisis se extiende por mucho más tiempo…

   Mientras tanto, las protestas pasan por calles donde las piedras, las llantas quemadas y los montículos de tierra parecen sugerir una ciudad en guerra.

   Este lunes más de 80.000 personas, el mayor número desde que se iniciaron las protestas, marchan por las calles de La Paz lanzando sus ‘cachorros’ (fulminantes de dinamita), que provocan pánico entre los niños y mujeres y obligan a los comercios a cerrar sus puertas.

   El sitio en La Paz se mantiene.

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