Un ser minúsculo, pero capaz de prosperar rápidamente para devorar cosechas de papa, tomate, berenjena y ají dice presente en el país en el momento en que las autoridades luchan de otro lado con incautaciones de mercancías ilícitas ya situadas en el mercado: cigarrillos, medicamentos, estimulantes sexuales y alcoholes falsificados. Operaciones confiscatorias que no cesan en ningún momento del año, lo que delata también unos consumos pertinaces y una penetrabilidad de mucha preocupación. Aparente debilidad fronteriza y aduanal que favorece una globalización de daños al fisco, estafas al público y libre circulación de artículos con capacidad de enfermar y matar. Además de generar tremenda competencia desleal a cosecheros y fabricantes locales de los derivados del tabaco, uno de los cultivos básicos de esta economía estrictamente regulados para atenuar sus efectos negativos en la comunidad y que no escapan a la acción tributaria de benéfico resultados para el Estado y la nación. Los rutinarios alijos que van a parar a fumadores por medio del comercio ordinario resultan de impresionantes cantidades en evidencia de espectacular avance de la intermediación subrepticia aunque algunas porciones caigan en las redes que en el territorio nacional la persigue: ¿Qué se podría decir de las perjudiciales brechas que han estado permitiendo su entrada? ¿Que podrían responder a esto los entes establecidos para la contención de ilicitudes a través de puertos aéreos y marítimos y de franjas litorales? Al mismo tiempo, el llamado nematodo dorado es de potencial capacidad para diezmar volúmenes nacionales de alimentos.
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Que pudiera entrar al país obliga a poner atención sobre los controles fitosanitarios vigentes y a la capacidad de enfrentarlo como plaga ante el hecho cumplido. Medidas que deben ir más allá de exigencias y verificaciones en puntos de entradas al territorio nacional de embarques capaces de traer al gusano al que ya aquí se le debe cerrar el paso con técnicas que frenen su subsistencia y propagación. En esta fase estribaría la protección más definitiva contra la presencia en la agropecuaria de parásitos y enfermedades que infligirían graves daños a renglones clave de la producción nacional.