La peor en 50 años

La peor en 50 años

Insisto: nuestro país vive hoy la situación más difícil de los últimos cincuenta años. Y la gravedad de esa situación no está determinada sólo por los factores que afectan la equidad social, la vida y seguridad ciudadana, el deterioro del aparato productivo, el aposentamiento, para quedarse, del narcotráfico y de la alta delincuencia organizada, la corrupción y demás males que a diario se denuncian.

La de hoy es la más grave situación de los últimos 50 años, principalmente, porque con la conversión del PLD en un partido conservador, reproductor de todo lo malo que arrastraba el modelo impuesto al país, y con la persistencia de la izquierda en sus errores, no hemos podido dar los dominicanos y dominicanas un paso decisivo hacia la construcción de una alternativa progresista, hacia dónde pueda canalizarse la indignación e inconformidad acumulada.

Entre 1959 y 1965 construimos una poderosa alternativa de cambio, que fue frustrada por la intervención militar norteamericana. Después vinieron seis o siete años de descarrilamiento, pero nueva vez un sector de la izquierda y el movimiento social, avanzaron con fuerza, en los 70 y principios de los 80, hacia la construcción de una nueva alternativa política de izquierda, que fue neutralizada y frenada por los grandes cambios habidos a nivel mundial en los 80 y 90.

En el ínterin, las grandes fuerzas democráticas de esa época, primero el PRD (en los 70) y luego el PLD (en los 90), involucionaron hacia la derecha, igualándose con el partido del “orden” y de los norteamericanos (el de Balaguer), despojando al país de un poderoso torrente humano, aliado de lo progresivo y de los grandes cambios que el país luchó por implementar en los “años de luz” (1959-1965).

Hoy, la construcción de esa alternativa política, tan necesaria, empieza a despuntar en ese espacio de participación política en construcción a nivel nacional, que se denomina Alianza-País, con ramificaciones en las 32 provincias del país, y en la posibilidad de construir un polo de izquierda, en base a una recuperación del movimiento social y de una rectificación profunda, recuperando su incidencia, de las fuerzas de izquierda, que décadas atrás constituían una reserva de futuro.

Asimismo, y no menos importante, en la recuperación de esas capacidades que desarrolló una parte de la izquierda del país en los 70, de asumir la teoría revolucionaria y la capacidad de profundizar en el análisis de nuestra sociedad, del movimiento de sus clases sociales, y en el análisis del mundo de hoy, para poder prever los procesos que se desarrollan al interior de la sociedad, alumbrando correctamente los caminos que conduzcan hacia la construcción de esa alternativa política.

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